Anacreonte supo renunciar a casi todos los mitos de
su tiempo:
patria, fama, triunfo, dignidad de soldado,
respeto hacia los muertos y amistad con los dioses.
¿Cómo no serenarse, si todo está perdido?
Guillermo Carnero
...y los muertos no beben, no aman, no desean.
Por hábito o coincidencia
me acostumbré al olor amargo de las calles.
La sonrisa me sorprende,
carcajea mi estupidez.
No es tan fácil abandonar el temor a la muerte.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario