martes, 28 de octubre de 2008

búsqueda

I
jugando a esos pasadizos
de laberintos a ninguna parte.

lejos,
de mí.
arrebatado.

de todos.

zurciendo zurciendo
las manos hasta ya no reconocerlas,
tocando palpando
rostros y rostros
grandes tesoros ojos dorados cuya delicia
son muslos gargantas,
nervadura,
descanso en la muerte,
tierra a la lejanía,

por unos segundos.


II

con la cabeza rota
con el cuerpo roto
con el tiempo roto
con la desmemoria rota
con la rotura de la piel
y expuesto el aire al corazón.

bajo la tierra.


III

no hay tierra,
no hay segundos allá,

en la lejanía.

IV

queda entonces la cabeza rota con el tiempo roto y la rotura cuerpo,
queda entonces allá en la lejanía los segundos aparentes como trastes inútiles,
queda entonces lo roto, los laberintos-pasadizos-a-ningún-lado.

la delicia del juego.
lo otro ,

allá. en la lejanía.

viernes, 24 de octubre de 2008

Tabaquería, de Álvaro de Campos

No soy nada.
Nunca seré nada.
No quiero ser nada.
Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
-
Ventanas de mi cuarto,
Del cuarto de una de las millones de personas del mundo que nadie conoce
(Y si supiesen quién es, ¿qué sabrían?)
Miran hacia el misterio de una calle atravesada constantemente por la gente,
Hacia una calle inaccesible para todos los pensamientos,
Real, imposiblemente real, verdadera, desconocidamente verdadera,
Con el misterio de las cosas por debajo de las piedras y de los seres,
Con la muerte que produce humedad en las paredes y cabellos blancos en los seres,
Con el Destino que conduce la carroza del todo por la carretera de la nada.
-
Hoy estoy vencido, como si supiera la verdad.
Hoy estoy lúcido, como si estuviera a punto de morir,
Y no tuviese otro vínculo con las cosas
Que no fuera una despedida, convirtiendo a esta casa de este lado de la calle
En la hilera de vagones de un tren, con la partida silbada
Desde dentro de mi cabeza
Y una sacudida de mis nervios y huesos que crujen durante la salida.
-
Hoy estoy perplejo, como quien pensó y encontró y olvidó.
Hoy estoy dividido entre la lealtad hacia
La Tabaquería del otro lado de la calle, como algo real por fuera,
Y a la sensación de que todo es sueño, como algo real por dentro.
-
Fracasé en todo.
Como no tuve ningún objetivo, tal vez todo fuera nada.
Del aprendizaje que me dieron,
Me descolgué por la ventana trasera de la casa.
Fui hasta el campo con grandes propósitos,
Pero allá sólo encontré hierbas y árboles,
Y cuando había gente era igual a la otra.
Dejo la ventana, me siento en una silla. ¿En qué he de pensar?
¿Qué se yo de lo que seré, yo que no sé lo que soy?
¿Seré lo que pienso? ¡Pero pienso en ser tantas cosas!
¡Y hay tantos que piensan en ser la misma cosa que no puede haber tantos!
¿Genio? En este momento
Cien mil cerebros se conciben en sus sueños tan genios como yo,
Y la historia no reseñará, ¿quien sabe?, ni siquiera a uno,
De tantas conquistas futuras quedará apenas estiércol.
-
No, no creo en mí...
¡En todos los manicomios hay locos perdidos llenos de certezas!
Y yo que no tengo ninguna certeza, ¿soy más cuerdo o menos cuerdo?
No, ni en mí...
¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo
No habrá en este momento genios-para-si-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas
-Sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas-,
Y quién sabe si realizables,
Nunca verán la luz del sol ni llegarán a oídos de nadie?
-
El mundo es de quien nace para conquistarlo
Y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.
He soñado más que Napoleón.
He apretado contra el pecho hipotético más humanidades que Cristo.
He pensado en secreto sobre filosofías que ni siquiera Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla,
Aunque no viva en ella;
Seré siempre el que no nació para eso;
Seré siempre sólo el que tenía cualidades:
Seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pié de una pared sin puerta,
Y cantó la canción del Infinito en un gallinero,
Y oyó la voz de Dios en un pozo tapiado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Que derrame la naturaleza sobre mi cabeza ardiente
Su sol y su lluvia, el viento que encuentra mi cabello,
Y lo demás que venga si es que viene o vendrá, o que no venga.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
Conquistamos el mundo entero antes de levantarnos de la cama;
Pero despertamos y es opaco,
Nos levantamos y es ajeno,
Salimos de casa y es la tierra entera,
Junto al sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.
-
(Come chocolates, pequeña;
¡come chocolates!
Mira que en el mundo no hay más metafísica que los chocolates.
Mira que todas las religiones no enseñan más que una confitería.
¡Come, pequeña sucia, come!
¡Ojalá yo pudiese comer chocolates con la misma verdad con que comes!
Sin embargo yo pienso, y después de retirar el papel de plata, que es de estaño,
lo tiro todo al suelo, como tiré la vida)
-
Pero al menos queda la amargura de lo que nunca seré
La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico destruido hacia lo Imposible.
Al menos me consagro a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos en el gesto amplio con el cual arrojo
La ropa sucia que soy, sin recibo, al transcurrir de las cosas,
Y me quedo en casa sin camisa.
-
(Tú, que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
Ya seas diosa griega, concebida como estatua viva,
O patricia romana, imposiblemente noble y nefasta,
O princesa de trovadores, muy gentil y colorida,
O marquesa del siglo dieciocho, escotada y distante,
O cortesana célebre del tiempo de nuestros padres,
O algo moderno -no puedo imaginarme qué-
Todo eso, sea lo que fuera que seas, si puede inspirar, ¡que inspire!
Mi corazón es un balde vaciado.
Como invocan espíritus quienes invocan espíritus me invoco
a mí mismo y no encuentro nada.
Me acerco a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan,
Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
Veo los perros que también existen,
Y todo eso me pesa como una condena al destierro,
Y todo eso es extranjero, como todo).
-
Viví, estudié, amé y hasta creí,
Y hoy no hay un mendigo al que no envidie sólo por no ser yo.
Le miro a cada uno los andrajos y las llagas y la mentira,
Y pienso: tal vez nunca viviste ni estudiaste ni amaste ni creíste
(Porque es posible basar la realidad en todo eso sin hacer nada de eso);
Tal vez hayas existido apenas, como una lagartija a la que le cortan la cola
Y sólo es una cola removiéndose, más acá de la lagartija.
-
Hice de mí lo que no supe.
Y lo que podía hacer de mí no lo hice.
Vestí un dominó equivocado.
Después me conocieron por quién no era y no lo desmentí, y me perdí.
Cuando quise quitarme la máscara,
Estaba pegada a la cara.
Cuando la arranqué y me vi en el espejo,
Ya había envejecido.
Estaba borracho, ya no sabía vestir el dominó que no me había quitado.
Tiré la máscara y dormí en el guardarropa
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo.
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.
-
Esencia musical de mis versos inútiles,
Ojalá pudiera descubrirte como algo hecho por mí,
Y no me quedase siempre frente a la Tabaquería de enfrente,
Pisoteando la conciencia de existir,
Como si fuera una alfombra en la cual tropieza un borracho,
O una esterilla que no valía nada robada por los gitanos.
-
El dueño de la Tabaquería se asoma a la puerta y se queda en la puerta.
Lo miro con la incomodidad de una cabeza torcida
Y con la incomodidad de un alma que está malentendiendo.
El morirá y yo moriré.
El dejará su letrero y yo dejaré versos.
Algún día también morirá el letrero, y los versos también.
Después de ese día morirá la calle donde estuvo el letrero,
Y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta giratorio donde ocurrió todo esto.
En otros satélites de otros sistemas algo similar a la gente
Seguirá haciendo cosas como los versos y viviendo debajo de cosas como los letreros,
Siempre una cosa frente a la otra,
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio de los profundo tan verdaderos como el sueño del misterio de la superficie,
Siempre esto o siempre otra cosa, o ni una cosa ni otra.
-
Pero un hombre entra a la Tabaquería (¿para comprar tabaco?),
Y la realidad de lo plausible cae de repente sobre mí.
Me incorporo a medias enérgico, convencido, humano,
Y voy a intentar escribir estos versos en que digo lo contrario.
Enciendo un cigarrillo mientras pienso en escribirlos
Y saboreo en el cigarrillo la liberación de todos los pensamientos.
Sigo al humo como si fuera una ruta personal,
Y gozo, en un momento sensible y competente,
La liberación de todas las especulaciones
Y la conciencia de que la metafísica es la consecuencia de encontrarse indispuesto.
-
Después me reclino en la silla
y continúo fumando.
Mientras el Destino me lo conceda, seguiré fumando.
-
(Si me casara con la hija de mi lavandera
Tal vez sería feliz).
En vista lo cual, me levanto de la silla. Voy a la ventana.
-
El hombre sale de la Tabaquería (¿guarda el cambio en el bolsillo de los pantalones?)
Ah, lo conozco: es Esteves el que no tiene metafísica.
(El dueño de la Tabaquería se asoma a la puerta).
Como por un instinto divino Esteves voltea y me ve.
Hace el gesto de un adiós, le grito ¡Adiós Esteves!, y el universo
Se me reconstruyó sin ideal ni esperanza, y el Dueño de la Tabaquería sonrió.

martes, 21 de octubre de 2008

Una más...



(*Nota tomada de La Jornada, 22/10/08)

En acto presidencial, EMP obliga a joven quitarse prenda con frase 'espurio'


Debajo de esa playera, Cristóbal Flores llevaba puesta otra que decía "¿Oportunidades?”

Claudia Herrera, enviada.

León, Gto. Durante una ceremonia que encabezó el presidente Felipe Calderón, un joven fue obligado por el Estado Mayor Presidencial a quitarse una playera con la leyenda “Espurio”.

El muchacho, de nombre Cristóbal Flores, se negó en un principio y después accedió, aunque debajo llevaba puesta otra prenda con la frase “¿Oportunidades?”

Al término de la inauguración de la primera etapa de nuevos espacios de educación superior del Instituto Tecnológico Superior de Irapuato (ITESI), campus universitario, el joven dijo que es estudiante de la carrera de Desarrollo Agrario.

¿Por qué me detienen? pregúntaselo a tu pinche conciencia



Actos de conciencia y congruencia fueron las protestas que Leonardo Gómez Emilsson y Mario Jiménez Santiago manifestaron en la ceremonia del Premio Nacional de la Juventud, realizada el 3 de octubre de 2008.

Cuando Felipe Calderón “elogiaba a la indígena Eufrosina Cruz porque alzó la voz en su comunidad y defendió el derecho de las mujeres al voto, Andrés Leonardo Gómez Emilsson [sic] se puso de pie en el podio, alzó los brazos y grito: “¡espurio!” (La Jornada, 04/10/08). Minutos después, Mario Jiménez Santiago secundó con un ¡No hay libertad! justo cuando el presidente subrayaba que a diferencia de 1968, “ahora se tiene un clima libertad y democracia”.

El 5 de octubre Gómez Emilsson declaró “siempre he visto las incongruencias de su gobierno, por lo que (tras los hechos) no puedo estar más desilusionado de lo que ya estaba” (La Jornada, 05/04/08). Por su parte Jiménez Santiago ratificó sus “posiciones políticas” y dijo no arrepentirse por lo sucedido.

La detención de los dos jóvenes demuestra el juego de los dobles discursos en el ejecutivo: pregonar la libertad mientras se detiene ilegalmente al que disiente. Que los elementos de la EMP hayan “expulsado” de la ceremonia a Leonardo y Mario, por supuestos “ultrajes a la autoridad, ataque al orden o a la paz pública y la infracción administrativa por ataques a la dignidad de las personas” (El Universal, 04/10/08), ilustra de la manera más burda la incongruencia del ejecutivo e igualmente da pertinencia a la protesta de Gómez Emilsson y Jiménez Santiago.

Luego del incidente el comandante Raúl Olvera comentó que Calderón “giró instrucciones” para que no se sancionara a los jóvenes, dando por hecho que efectivamente cometieron un delito y presentando el “indulto” presidencial como un acto de buena voluntad, otra vez, el doble discurso. Mario Jiménez manifestó: “siento algo de temor porque primero me pidieron mis datos los del EMP, después la PFP y luego personas que no se identificaron. Gritarle al Presidente no es cualquier cosa, y menos en este país” (La Jornada, 05/10/08).

Gómez Emilsson y Jiménez Santiago declararon que denunciarían ante la CNDH las arbitrariedades cometidas por los elementos de la EMP. Incomunicacíón, privación ilegal de la libertad y acoso, cuando Mario Jiménez preguntó ¿por qué me detienen? un elemento del estado mayor le respondió: pregúntaselo a tu pinche conciencia. Por mi parte preguntaría... ¿qué tan lejana está la represión, esa del 68, que Calderón pregona ya no existe en el país?

lunes, 20 de octubre de 2008

vigilia

cometer la sensatez de los días,
entrar en ellos
como lavarse la boca,
encender el auto
trabajar ocho horas.

decir
estoy bien
estoy bien
estoy bien,
estoy
bien.

decir como decir nombrando
el sillón,
la lámpara,
los amigos,
el te amo mujer amada,

decir
pesan
tienen forma,
nombrándolo aquello,
lo capaz de nombrarse.

y repetirlo repetirlo todo
como se repiten las horas,

con brutal indiferencia.

sábado, 18 de octubre de 2008

concordia

este afán de agotarlo todo
cuando quebranto:

jamás habré de conciliarme
nunca,

jamás el pecho
henchiré
aire,
soplo solo.

no.

no me interesa.

Con esta boca, en este mundo… de Olga Orozco

No te pronunciaré jamás, verbo sagrado,
aunque me tiña las encías de color azul,
aunque ponga debajo de mi lengua una pepita de oro,
aunque derrame sobre mi corazón un caldero de estrellas
y pase por mi frente la corriente secreta de los grandes ríos.

Tal vez hayas huido hacia el costado de la noche del alma,
ese al que no es posible llegar desde ninguna lámpara,
y no hay sombra que guíe mi vuelo en el umbral,
ni memoria que venga de otro cielo para encarnar en esta dura nieve
donde sólo se inscribe el roce de la rama y el quejido del viento.

Y ni un solo temblor que haga sobresaltar las mudas piedras.
Hemos hablado demasiado del silencio,
lo hemos condecorado lo mismo que a un vigía en el arco final,
como si en él yaciera el esplendor después de la caída,
el triunfo del vocablo con la lengua cortada.

¡Ah, no se trata de la canción, tampoco del sollozo!
He dicho ya lo amado y lo perdido,
trabé con cada sílaba los bienes que más temí perder.
A lo largo del corredor suena, resuena la tenaz melodía,
retumban, se propagan como el trueno
unas pocas monedas caídas de visiones o arrebatadas a la oscuridad.
Nuestro largo combate fue también un combate a muerte con la muerte, poesía.
Hemos ganado. Hemos perdido, porque ¿cómo nombrar con esa boca,
cómo nombrar en este mundo con esta sola boca en este mundo con esta sola boca?

Tacto y error, de Gonzalo Rojas

Por mucho que la mano se me llene de ti
para escribirte, para acariciarte
como cuando te quise

arrancar esos pechos que fueron mi obsesión en la terraza
donde no había nadie sino tú con tu cuerpo,
tú con tu corazón y tu hermosura,
y con tu sangre adentro que te salía blanca,
reseca, por el polvo del deseo,

oh, por mucho que tú hayas sido mi perdición
hasta volverme lengua de tu boca,
ya todo es imposible.
Hubo una vez
un hombre, una vez hubo
una mujer vestida con la U de tu cuerpo
que palpitaba adentro de todas mis palabras,
los vellos, los destellos;
de lo que hubo aquello
no quedas sino tú sin labios y sin ojos,
para mí ya no quedas sino como la forma
de una cama que vuela por el mundo.

martes, 14 de octubre de 2008

72, de Julio Cortázar

—Hiciste bien en venir a casa, amor, si estabas tan cansado.
—There’s not a place like home —dijo Oliveira.
—Tomá otro matecito, está recién cebado.
—Con los ojos cerrados parece todavía más amargo, es una maravilla. Si me dejaras dormir un rato mientras leés alguna revista.
—Sí, querido —dijo Gekrepten secándose las lágrimas y buscando Idilio por pura obediencia, aunque hubiera sido incapaz de leer nada.
—Gekrepten.
—Sí, amor.
—No te preocupes por esto, vieja.
—Claro que no, monono. Esperá que te pongo otra compresa fría.
—Dentro de un rato me levanto y nos vamos a dar una vuelta por Almagro. A lo mejor dan alguna musical en colores.
—Mañana, amor, ahora mejor descansá. Viniste con una cara...
—Es la profesión, qué le vas a hacer. No te tenés que preocupar. Oí cómo canta Cien Pesos ahí abajo.
—Le estarán cambiando la sepia, animalito de Dios —dijo Gekrepten— Es más agradecido...
—Agradecido —repitió Oliveira—. Mirá que agradecerle al que lo tiene
enjaulado.
—Los animales no se dan cuenta.
—Los animales —repitió Oliveira.

lunes, 13 de octubre de 2008

Suena a corderitos

Pensar y repensar. Revelar, develar, desvelar los acontecimientos, rasguñar de las paredes la costra de las vidas anteriores. Le gustaba esa idea de verse como en un escenario: un hombre fumando y fumando, sentado en el borde del colchón, admirando por la ventana el argón resplandeciendo en los parabrisas de los autos y en las casas aplatanadas de los vecinos. Medianoche y deshilachando, despanzurrando esa inmensa bola de estambre que a menudo es la realidad. Separar, deshebrar, anudar y reanudar los cordelitos (suena a corderitos, reflexionó M.) de colores hasta que la bola se hace bolita y luego sólo el aire queda y los cordoncitos telarañas por toda la habitación. Unir las acciones a las consecuencias, los encuentros a los desencuentros, los proemios a los desenlaces, lo relacionado a, lo que depende de, lo que obedece, responde anticipa explica que: dos más dos da siempre cuatro y si le restamos uno invariablemente tres.

Lo consecuente con lo consecuente.

–como si la realidad fuera una y el blablablá del alfa y el omega, cuadrado, jodidamente cuadrado, M. murmuró mientras se acodaba en la ventana y encendía otro cigarro. Desmantelar la costra, diseccionarla hasta adherirla a las uñas, como se hace con la mugre, tejer y destejer preciosos y barrocos castillos aterradores: los hilos eses se pliegan y se retuercen, los hilos equis se amoldan o se sobrepasan, los hilos semicirculares chocan unos con otros, los cóncavos generalmente quedan sueltos, se incrustan al piso y es dificilísimo despegarlos.

-fumo demasiado, pero el reproche era algo más que un reproche, era la constatación delatora de que, en efecto, estaba ahí y se encontraba en su habitación y fumaba y no podía dormir y no podía dejar de pensar repasar repensar de-construir aquella bola de estambre del año de 98, ese hilo negro de mujer enero de 03, aquel quebradizo castillo de casi 7 años, esa pequeña partícula de costra que le duró seis meses en el índice de 07.

-estoy fumando mucho, repitió luego de una bocanada, a pesar de que poco o nada le importaban las dos cajas diarias y el insomnio al que se venía acostumbrando desde hace algunos meses, a pesar de que comprendía que había que volver a empanzurrar la bola, moldear el garfio mental con el que se atrapan los pececillos de estambre y hundirse, clavarse un chapuzón en la pecera para cazar uno por uno los cordelitos de colores (hasta los pegados al piso), desenmarañar los nudos ciegos y clarividentes de todos, todos los castillos, sacarse de las uñas todo rastro de costra, hilachar, suturar, zurcir y uncir toda divergencia-dispersión-cordeliana. Dar al garfio lo que es del garfio, resarcirle al aire la bolita para entre vuelta y vuelta condescenderle a la bola su densidad antediluviana, su perfección circular de círculo que lo contiene todo, ojo de toro, ojo negro, hoyo negro, ojo aleph, círculo circular, círculo círculo, cerrar el círculo, abrir la bola, cerrar la bola, alfa y omega. Cerrar.

-ya pasará… ya pasará, calculó mentalmente. Le dolía un poco estar ahí, jugando al gato y la sombra, relamiéndose los bigotes, arañando y desembarazándose las garras de las vetas de estambre, y el miasma blanco, húmedo y moteado del amanecer que escurría como el argón, y su torso habituado a un rectángulo que parecía estar suspendido en la nada. Había que aceptarlo todo como se debe aceptar todo, aceptándolo. Llegar al fondo, al centro de la bola, afilar las uñas y aferrarse al aire que está como fingiendo falta de peso, hurgar en esa masa impostora, licuarse en ella y aprehender ese dolor por el dolor mismo. Dolor necesario, dolor consumado, dolor dolor, metadolor, dolor porque el centro ya no era centro si no capas y capas de cordelitos envolviendo la habitación, las calles, la ciudad, el mundo bola de estambre, y él en el epicentro del ojo de toro, pequeñito, diminuto pez petrificado por el garfio.

Escenificar, representar, personificar el fondo del fondo, salir sapo airado del charco de agua, embarnizado y reluciente, saberse en el centro y fuera de él, enmarañar con las uñas la costra y las tiritas de colores, hacer y deshacer la bola aun sabiendo que él mismo es el centro de otra bola minúscula, y en esa bola minúscula él mismo dentro de una bola microscópica y en esa bola microscópica él mismo dentro de una bola nanométrica, en cada centro él mismo y así hasta el alfa y el omega. Él mismo proyectándose millones de infinitas veces hacia el interior de los centros de un fondo sin fondos, hasta el último cigarro de la caja y el sueño seduciéndolo como a un corderito (suena a cordelito, bostezó M.), hasta los bordes desbordados del universo... hasta llegar a las últimas y más coloridas consecuencias de ser: lo consecuente con lo consecuente.

sábado, 11 de octubre de 2008

Derrota, de Rafael Cadenas

Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme
es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces
más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que
yo ("Ud. es muy quedado, avíspese despierte")
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada a cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas esas cosas y por otras
cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas
haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme,
barrer todo y crear de mi indolencia,
mi flotación, mi extravío una frescura nueva,
y obstinadamente me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros
y de mí hasta el día del juicio final.


Rafael Cadenas
Extraído de "Obra Entera, poesía y prosa" (2000)

viernes, 10 de octubre de 2008

extrañeza

Esa manera de caminar por los trapecios
César Vallejo



apacienta cada segundo
este saber atroz de la muerte,

a ratos un hombre,
a ratos animal niño.

es tan absurdo
andar a dos patas,
tener un reloj
y que den las seis de la tarde.

dioscuro

escribo
con los huesos
hundidos,
archipiélago
mil veces,
redundantemente
miles,
las mías gargantas
pacen,
nombres y nombres
de dios
yacientes todos,
nombres espejo y ciegos,
pétreos,
negros,
cuerpo del lugar comunes,
de yo mismo sobreviviendo a dios,
de él
sofocando en los míos
islotes,
de él
sobreviviendo a mí
en mis hundidos huesos.

faroles en una costra
sin puerto.

derrota

Nada hay más
sincero
que la derrota
Herminio H. María


y bien,

andaremos la misma agonía
y acabaremos
los mismos todas las veces.

a pesar de nosotros.

túnel

amo ese túnel ciego
bocado que me
atraganto a veces.
siempre habrán
aguas claras donde
enturbiar los ojos
suene a imperfectas
piedras y su vaivén
de agua lamiéndose
hasta desfigurarse.
amor de mi
oscuro corazón
de cuenca
amor al sonido
de mis dedos
solos
que tientan y tientan
cuando todo se ha ido.

jueves, 9 de octubre de 2008

Alere flammam veritatis



En abril de 2008 se denunció la supuesta corrupción de José Reséndiz Balderas, director de la Facultad de Filosofía y Letras (U.AN.L): “Balderas busca gestar las condiciones para que, al terminar su segundo periodo como director, Mireya Sandoval Aspront asuma la dirección en mayo de 2009 (larocka.info, 27/04/08). La acusación provenía de un estudiante que solicitó el anonimato “para no ser expulsado” debido a posibles represalias del directivo.

En octubre de 2008 son maestros de la facultad “que pidieron mantener su nombre en anonimato” quienes revalidan la denuncia hecha en abril, ellos declaran que:
Reséndiz Balderas cesó a varios funcionarios de su administración, para despejarle el camino a su compañera, Mireya Sandoval Aspront [sic] Comentaron que los directivos que han sido destituidos recientemente son Cástulo Hernández Gálvez, de larga trayectoria académica y quien fuera secretario general del Sindicato de Trabajadores de la UANL en 1979; Gabriela Elizondo Regalado, subdirectora de postgrado; Benigno Benavides, secretario de Postgrado; y Gabriel Aguirre, coordinador del Colegio de Educación. [sic] Asimismo, afirmaron que mientras hay maestros con 20 años de laborar sin obtener la planta, Mireya Sandoval obtuvo ese derecho en tres años, y así ha procedido con los profesores que son afines a sus intereses, brincándose los lineamientos establecidos en el Reglamento Interno y en el Estatuto General de la UANL, ya que los nombramientos de maestros de planta deben ser aprobados por la Junta Directiva de la Facultad, y no unilateralmente como ocurre en FYL(laquincena.info, 08/10/08).
Pareciera que la U.AN.L. ha dejado de ser un agente de cambio social y el espacio ciudadano donde se posibilita y alienta la libertad intelectual, la pluralidad y la abierta confrontación de las ideas. En lugar de la supuesta autonomía para la generación, la transmisión, la aplicación y la crítica del conocimiento, observamos que las facultades se han convertido en el reflejo de los vicios y corrupciones a que tan acostumbrados estamos en nuestro país.

Es lamentable, y también una realidad difícil de negar, que sean los beneficios personales y políticos los que se privilegien por encima de la calidad académica y la capacidad crítica. Significativo es, que en últimas fechas la Facultad de Filosofía y Letras destaque más por sus “escaramuzas políticas”, por los despidos furtivos de maestros, las irregularidades administrativas y las denuncias a prácticas corruptas, que por los logros académicos y sociales de sus maestros, investigadores y estudiantes. Esperemos que se aclaren las denuncias, se deslinden y se castiguen responsabilidades para que se cumpla el verdadero sentido de la universidad: alentar, ante todo, la flama de la verdad.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Tribulaciones de un viejo epicúreo

Las putas, desde tiempos históricos, inmemoriales, vetustos, han dejado un gran legado, grande y sagrada sabiduría ¡oh, grandes mentes incomprendidas! para nosotros, seres occidentales –y accidentales, completaría. Nos dejaron, como les iba diciendo muchachos, tantos y tantos conocimientos que muy pocos somos capaces de aprehender, sí, con “h”. Una de sus máximas, sin bien recuerdo queridos compañeros, es un fantástico apotegma de una clarividencia espantosísima, el cual versa de la siguiente manera: si uno comete la fechoría fornicatoria, si uno se hunde hasta la inmundicia en el escozor de la carne -uno es débil, hay que reconocerlo, pero… que es a donde quiero llegar: si uno coje, se empuerca hasta el alma en la fornicación, pero, en el transcurrir y acabar del lúbrico acto, no hay beso, entonces, en consecuencia y ante la ausencia de ósculo, pues definitiva y contundentemente, por la más estricta causalidad: no hay delito, ni culpa ni mácula moral alguna, sea ésta (la concubina, no la mácula) puta, novia, amiga o mera casualidad… así que, si me cojo –o me coje, porque hay que ver el vitalismo de algunas, a tal, o esta o aquella o a esa, Mariano arqueó el antebrazo derecho, levantó la mano, y con un movimiento lento, maquinal, tensó el dedo índice hasta señalar la espalda de una mujer, 24, 27 años, buena pinta y cabello largo, castaño, pues me salvo enteramente, completitamente de la ya tan acostumbrada cruda moral a la que los tristes y efímeros y convencionales seres humanos, que somos, estamos tan y tan acostumbrados después del coito.

Verán, tal vez peco de generalizador, siempre lo hago…mi condición de hombre casado me limita a un epicureismo más bien ortodoxo, pero como ustedes, jóvenes, deben de saber, el beso, ya los han dicho las putas, es un acto más bien “amoroso”, y si uno de desembaraza de tal “acto”, como resultado tendremos que la cojida viene a ser una ejecución carnal, totalmente pura, cristalina y sin complicaciones éticas o morales. La culpa, en todo caso, la cruda moral anteriormente mencionada no es otra cosa que una resaca antiquísima del judaísmo, verán, los cristianos primitivos… qué tipos, ellos no tenían problemas, dos, tres, cuatro, diez mujeres, las que pudieran mantener claro está, y díganme muchachos ¿la moral, las buenas costumbres y la decencia victoriana? Luego, ya saben, pasa el tiempo y el hombre todo lo pervierte, hasta el punto que uno ya ni siquiera puede cojer a gusto sin los jodidos remordimientos, la esposa, los hijos, las grandes promesas de hasta que la muerte nos separe jamás te traicionare siempre te he amado jamás te he mentido y demás ridiculeces que uno no quiere creerse pero que las tiene refundidas en lo más oscuro y corrioso del pellejo.

Ustedes sabrán, los tipos como yo, cómo decirlo, ya rancios y anticuados, somos tercos tercos, en cambio ustedes, camaradas, pues poco o nada tienen que ver con mis tribulaciones, ustedes son libres de fornicar y fornicar, en la mesa de al lado una pareja molesta nos observaba. La mesera, un poco escandalizada, hablaba con el cantinero justo cuando Mariano, parado, en total éxtasis y con un timbre de voz entre lloroso y lastimero, aventó de un empujón su silla, dejándola del otro extremo del bar, coger coger hasta reventar y seguir reventando y reventando, son libres de reventar lo que les plazca, de reventar como seres occidentales que son, reventar, reventar ¿saben lo que es relmente reventar?

Y a todo esto… mi experiencia, mis años de batallas, mis cicatrices, Mariano se levantó la camisa y de un movimiento nos mostró su pecho lampiño y arrugado, aquí… ¡aquí está la verdad! el verdadero conocimiento, la verdadera y única conclusión absoluta y total de la vida: hay que vérselas con las putas, hay que vérselas…


E. –qué carajos le pasa a este tipo
P. –de dónde mierdas salió ¿tú lo invitaste o qué? ¿es tu amigo?
J. –cuando llegué se me acercó y me invitó una cheve, fue todo
E. –y ahora ¿qué pedo?
J. –comoquiera estuvo chistoso los de las putas ¿no?
E. –mejor vámonos a la chingada

LOS PUERCOS

Era agosto. Se notaba porque el aire caliente resoplaba y las moscas andaban por todos lados. La turba lo persiguió hasta llegar al barranco, donde el pobre tuvo que detenerse para no caer al precipicio. El sol le tatemaba la frente, haciendo que el sudor frío cayera por su cara a borbotones. Eso y el espanto de su cara lo decían todo, debía dar su versión y esperar que le creyeran, o morir frente a la multitud encendida. Al fin le cedieron la palabra.

Dijo que él no robó los puercos, que clarito vio en la noche cuando el patrón los sacó del corral. A lo mejor los vendió y ahora buscaba a un pendejo para que los repusiera, y así obtener doble ganancia. Les preguntó a todos, sus carnales, sus hermanos de mezcal, si en verdad lo creían capaz de morder la mano de quien le daba tortillas duras y frijoles para comer. Luego tragó saliva y lloró.

Todos lo perdonaron, al menos fue lo que contaron después, pero ni eso evitó que lo tumbaran a pedradas, como un aguacero de mayo.

martes, 7 de octubre de 2008

isolación

arder,
arder en la
llama más pura,

en el azul
crepitar y
ceder
la carne,
la sangre,
los huesos todos.

no desear,

desear no desear nada,

arder,
arder,
abandonarlo todo,
todo.

ser la llama
única,

luminiscente.


en el silencio.

lunes, 6 de octubre de 2008

Planeta salvaje



La Planète sauvage (1973)
Cinta animada dirigida por René Laloux.

Recuerdo secuencias de esta película, venían ilustraciones en algunas de las láminas de mi Larousse Juvenil. En un apartado de la enciclopedia donde se tocaba el tema de los cómics, no sé, tenía 10 u 11 años y me llamó mucho la atención la cara azul y los ojos rojos saltones de los Draags.

Eran dos o tres láminas de la película (en ese tiempo no sabía que era un cortometraje), me acuerdo de dos: la primera era la cara de un Draag, la piel azul, las orejas como paraguas puntiagudos, los ojos rojos e inmóviles, coronados por una especie de anillo oscuro, inquietante.
La otra era fabulosa, era un gigantesco draag sangrando, tirado en el suelo y rodeado por una veintena de pequeñitos humanos,con lanzas diminutas, ya muertos, tirados al rededor del draag con los ojos estáticos, rojos.

Hace unos meses me encontré con la película en uno de mis viajes astrales por la internete. Vi algunas escenas e inmediatamente corrí a abrir mi Larousse, y ahí estaba, los draags y lo oms luchando, eternizados en tres láminas desde hace poco más de 15 años, al menos desde que yo los descubrí, porque estoy seguro, nadie leía ese Lorousse mas que yo, todavía tenía los papelitos que le ponía para separar las hojas.

La Planète sauvage (1973) es un inquietante mundo en donde los Draags capturan a los Oms (seres humanos) para convertirlos en mascotas. Sin duda, una vuelta de tuerca que nos hace reflexionar sobre la crueldad humana.

Hay que verla, vale la pena. Está completita en youtube, aunque sólo en franchute y gringoide.

J.

I
M. imaginaba a Resnais observándoles detrás de la lente, persiguiendo cada uno de sus movimientos.

La angustia desaparecía con cada zancada, con cada brinco con el que M. sorteaba los charcos de agua sucia. Sentía la lluvia resbalándole por la cara, el frío que le erizaba el torso ante la inútil resistencia del rompevientos.
Por qué no quedarse en el departamento, por qué salir a la calle, a las luces de los automóviles, al hastío de la gente protegiéndose de la lluvia, al vapor de las bocas por el aire helado.
A cada paso M. iba olvidando una a una todas las preguntas, abandonando cada vez más la idea de pasar el resto de la noche en la cama de J.
-Sabes que si llega Marcia nos lo arruina todo,
M. desacelerando, deteniendo con un golpe suave la velocidad de J.
J. lo miraba de reojo, casi con ternura, con ese gesto suyo y tan identificable de tonto, no entiende lo que pasa.

II
Y bajo la gruesa capa de la realidad, M. se veía a blanco y negro, tonos grises y lamentando una Hiroshima devastada; Lui despidiéndose de Elle, y Elle murmurando el clásico ya nunca volveremos a vernos, tomándole la mano derecha, aferrándose a los nudillos y a la piel de una mano fría, ya ausente.

Nunca habían salido a la calle con las manos entrelazadas, Resnais, los flashbacks, M. recordando como una tarde, hundidos en el piso de su habitación, borrachos de ron y ´round midnigth stella by starligth, creyéndose impunes, pactaron no complicarse porque en aquellos tiempos ya todo era tan complicado… mejor no esperar nada de las cosas, mejor no esperar nada de nadie.

Y ahora estaban ahí, caminando o pretendiendo caminar, hechos nudos, como lentas bestias rumiando la humedad, retrasando cada instante, empantanados por el peso de las ropas empapadas de certidumbres.

III
Elle y Lui, perdiéndose, Resnais tomando su cámara y largándose a donde sea, dándole la espalda a M.
M. viéndole dar la vuelta en cualquier esquina, dejándolo ir, ya no importa. Él no era Lui y J. nunca podrá ser Elle.

IV
M. caminaba, sólo caminaba, después de todo así se presentaron las cosas, se habían encontrado sin proponérselo, irremediablemente, aceptándose casi con desgano.

Por qué, si antes, otras personas, más importantes y estuvieron más tiempo… también se habían ido y nada había quedado, nada había pasado mas que un malestar y luego la hosca ausencia que con el tiempo desaparecía.
Por qué el melodrama de la lluvia y el frío, si llega Marcia nos lo arruina todo…
Qué es lo que arruina, qué es todo.

Por qué.

V
M. aceptaba el rumbo que J. decidía, lo hacía para evitar contrariarse, mejor pensar otras cosas y no a dónde llegar.
J. tomaba los caminos precisos, dar vuelta en esta o aquella calle, cruzar tal avenida y llegar a este punto, rodear esa calle para, siempre, siempre llegar a algún lado.

J. apretaba la mano de M. cuando había que cruzar algún semáforo o cuando era necesario cubrirse en algún techo cuando la lluvia arreciaba. Él sentía la opresión innecesaria, de más.

Iban a ningún lado, J. lo miró y le dijo ya hallaremos un buen lugar.


VI
Aquí, dijo J.

Y aquel lugar tan impreciso, indeterminado, estaba iluminado por una luz chillona y amarilla, y cientos, miles de palomillas se arremolinaban en busca del calor de las lámparas.

M. encogió los hombros y un está bien brotó de sus labios como no queriendo salir.

Chow y Su, escondiéndose de la ciudad, escondiéndose de sí mismos, aislados en su burbuja de cámaras lentas, coreografías y humo dorado. Flotando, navegando en su propio tempo, mientras las cosas afuera de la burbuja sólo transcurrían, interminablemente.

Y la realidad era dos mundos desgajándose con la lluvia, dos burbujas deslavándose y a punto de reventar de tan forzadas que brotaban de la nada.

Chow y Su, sostenidos en la pared de ladrillos, con su burbuja lastre y el clásico ya nunca volveremos a vernos sin una sola palabra, con esa certeza, tan lúcida y tan irrevocable del patetismo.


VII
Chow y Su, perdiéndose sin siquiera haberse encontrado. M. sonriendo y con el humo incandescente en la cara, M. distante, a cientos de años luz de Su.
M. dejándose llevar por el clap clap millones de veces de la lluvia, por el lánguido tempo de la burbuja.

M. derrotado, otra vez, por el melodrama y las frases hechas y deshechas, por la melancolía toda de una noche fría de lluvia y charcos y zapatos mojados.

Melodrama, melodrama puro, M. soñoliento y triste, hiperbólico, lleno de tanta, tanta derrota.


VIII
Qué estupidez, qué estupidez tan grande, pensó M. mientras J. lo besaba y le secaba los cabellos al momento de recitar el infaltable aluvión de los te acuerdas de…

M. sonrió, se carcajeó frenéticamente y se disolvió entero en la escenografía, se destornilló de risotadas y se imagino a sí mismo y a J., desfigurados de risa, convulsionado a lo Maga y Oliveira, desparramados en el piso metafísico de cualquier habitación esclerótica, siendo ellos, igual a ellos, más allá de ellos, pero sin lágrimas.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Perro salvaje

Olfateando, royendo, andar de tajo por el puro instinto, con la ingenuidad primigenia de unos ojos oscuros de paloma descerebrada, me-cá-ni-ca-men-te, me-cá-ni-ca-men-te hacer el zig zag de las patitas rojas aborazándose sobre los trocitos de pan, con la cabecita en blanco y haciendo el tic tac tic tac, atrás y adelante, atrás y adelante y la cabecita péndulo tic tac tic tac, como robótica, absurdamente viva.

Preferiría ser una hiena con el pelambre tieso, de tierra, un perro salvaje, un caballo desbocado, frenético, un búfalo expelido de la manada, un buitre cóndor velando la carroña ocre roja suculenta, un rey jabalí, un jabalí furioso asolando una isla sola como el señor de las moscas. Aterrar al hombre, me-cá-ni-ca-men-te.

Preferiría eso, cualquier cosa y no la fisura del tiempo y el espacio en la que soy tres, cuatro, veinte pares de ojos que se dispersan y miran desde todos lados las líneas que fluyen, cortan, se curvan y cierran y abren y forman ventanas, paredes, marcos de puertas, molduras innecesarias, bultos y cuerpos y rostros insostenibles, tic tac tic tac, mueven la cabecita zig zag zig zag.

Veo mi lengua, veo a Jimena con su cara de boba desinteresada, me veo diciendo, luchando contra mi lengua embrutecida, fofa, alcoholizada. Decir algo, lo que sea, aunque mis palabras sean inentendibles, lejanas, licuadas en la nata sonora de la música, las risas, las palabras otras de las cabecitas tic tac, ininteligibles.
Y estoy ahí, fundido en una gruesa coraza de plástico, en una pecera con piedritas de colores y ventanitas y marcos de puertas y paredes y personas y observo observo observo, me observo observando sus piernas, los pliegues rugosos de su falda, oliendo la carne, husmeando en el halo pastoso del olor a maquillaje, cigarro, cerveza, perfume.
Olfateando.

Y estoy ahí, y soy yo, ese soy yo, soy yo. Carajo, como me gustaría ser un perro salvaje.