Hace tiempo realicé un experimento, durante varios días fui armando un cuento con las frases del messenger, algunas personas se dieron cuenta y me lo comentaron, otras no, supongo que algunas ni siquiera lo notaron, la estructura estaba basada en oraciones simples y la anécdota es muy sencilla, aquí lo pongo a su consideración:
Rutinas
"Everything is as it's always been. This never happened."
-Take it easy, Brigth Eyes
Hay costumbres que intentamos volver tradiciones, “te veré todos los martes”, “leeré un libro por semana”, pero no logramos que se vuelvan parte de nuestra vida.
Están ahí, a veces las recordamos, regresamos a ellas, las hacemos, pero luego las olvidamos hasta que el recuerdo nos gana de nuevo.
Sin embargo, hay otras que son parte de nosotros, de las cuales no podemos despegarnos, son rutina.
Pero una rutina que no es monótona, una rutina que nos ayuda a que los días sean más ligeros.
En mi caso el cigarro que más disfruto es el último de cada noche, el que fumo en mi cuarto con la ventana abierta -si es que el clima lo permite- para ver la luna.
A veces me duermo sin darme cuenta, el otro día la soñé, recuerdos de ella y partículas de amor; Danny Devito me decía que a ella le gustaban las flores; desperté.
Rutinas: levantarse, lavarse los dientes, ponerse la corbata, prender el televisor para no desayunar solo.
El trabajo en la oficina, las sumas, las restas, los porcientos, los pornadas, los sándwiches, el regreso a casa.
Ese ruido: es de noche y alguien sube las escaleras hasta la puerta de mi departamento, pero no entra, no sé quien sea, van tres noches que lo sueño.
Hoy por fin tocaron a la puerta, era ella, entró sin decirme nada; sin saludarme siquiera.
Se sonríe, me toma de la mano, me hace que la toque, si es un sueño no quiero despertar.
Me lleva al cuarto, estamos juntos, no hay una sola parte de su cuerpo que no sea como siempre la he imaginado.
El calor me despierta, parece que las cenizas del último cigarro provocaron el fuego, decido volver a dormir, ver si ella sigue en mi sueño.