viernes, 14 de noviembre de 2008

El espíritu del lugar, de Henrik Nordbrandt

¡No huyas! Todavía un tiempo tendrás que desgastar
la enternecida cola de gasa de la tarde
bajo el baño de trozos de cristal y grava del sol.
Todavía no has renunciado a nada
y apenas sabes lo que quiere decir renunciar.
La pérdida que sufrirás no la debes confundir
equivocadamente con una nueva forma de beneficio.
Todavía el espíritu del lugar
no ha bebido hasta hacerse visible en tu sangre.

Y cuando ocurra, no esperes nada.
No habrá ninguna comprensión como fianza de tus sentidos
que entonces cambiarán de lugar entre ellos
hasta que se disuelva la última seguridad
y no habrá idioma: la sintaxis que poseías
desaparecerá como alimento de unas pocas palabras
que no puedes pronunciar porque se han hecho demasiado pesadas.

«Separación», «muerte», «alegría».
Entonces comprenderás lo que significa el espíritu del lugar.


de Nuestro amor es como Bizancio

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