no conozco el color
ni el idioma autómata
de lo que me hunde al mundo,
una colmena en mi pecho,
bisbea.
el enjambre eléctrico en mi cráneo,
murmura:
boca,
cabellos,
dentadura,
intestinos.
un animal paralelo
se curva,
retuerce fuera de mí,
como buscando humanidad.
cualquier día de estos
moriré sin darme cuenta,
entonces,
ese animal de entrañas,
como otro que también soy:
andará las calles convulso,
tierno como recién venido,
más certero y más lúcido,
también,
a pesar de mí
y el lastre de mi cadáver.
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