lunes, 28 de julio de 2008

Por no dejar...

El 69 es un número muy feo.

Crónicas de la infancia

Los gárgolas


No puedo dormir. Cuatro de la mañana, la cama caliente, el aire caliente, pegajoso, las paredes calientes, las ventanas calientes, mi cuerpo caliente, sudoroso, húmedo. No quiero dormir.

Nadie vio nada, nadie supo nada, nadie escuchó nada, lo cazaron, lo pescaron cuando se bajó del tanque; ya no quiso quedarse dormido arriba, escondiéndose, esperándolos. Bajó, dicen, porque ya estaba cansado y ya no aguantó las corretizas. No los vio o no los quiso ver; al último ya le valió madres, ya estaba hasta la chingada del miedo, todo el día encerrado en su casa o trepado en el tanque, huyéndoles, como perro.

Los gritos, parecen de animal, Rigo quiere correr, zafarse, pero los gárgolas son un chingo y lo pescan y aporrean, lo arrastran por toda la calle; se prenden las luces de las casas, nadie puede dormir, todos escuchan, todos saben, nadie duerme con los gritos, luego el silencio, algunos se asoman para ver, luego todo se apaga.

Cuatro de la mañana, hace calor, las aspas del ventilador, las cortinas golpeando las paredes, la cama caliente, no puedo dormir.

Llegó la ambulancia, las patrullas, le preguntaron a varios ¿qué vieron? ¿quiénes eran? Todos sabían, hasta los chotas, pero nadie dijo nada.

Le reventaron los ojos con un picahielo, estaba ciego cuando se lo llevaron, le mocharon los huevos, se lo cogieron entre todos, le reventaron la chompa de tres blocazos, le tumbaron los dientes, lo picaron 26 veces, lo patearon entre todos, lo encueraron, le sacaron las tripas y lo dejaron medio muerto en medio de la calle, que ya se lo andaban comiendo los perros, que le pasó un carro encima y le quebró todos los huesos, que después no se quitaba la sangre de las banquetas ni con cloro ni nada, que duró tres días el charco y ni con el sol se secó, que como quiera ya le habían dicho que se lo iban a chingar, que pa qué salía, que se lo merecía por ojete, por picar al Quema y madrearse al cobrador y robarle al de la combi de las sabritas, que ya no lo aguantaba nadie en la cuadra, que se lo había buscado y ya nada lo iba a salvar de la putiza que le metieron.

El calor, la oscuridad. El sudor se pega a la ropa, todo está caliente, me asomo y veo el bulto, todavía se mueve, todos están despiertos, sólo escucho las aspas del ventilador, no quiero dormir, no puedo dormir.

Todos vimos, todos supimos lo que le hicieron. Doña Rosa, Petra y la Guera se cuchichean en la esquina, lo que vieron, cómo pasó; Piter, Lugo y Muelas se les acercan para oír algo, las ñoras tuercen el hocico y dejan de hablar. Todos sabemos y nos lo platicamos a medias o le inventamos para hacer más grande el desmadre.

Cuatro de la mañana. Hace calor y se escucha en la calle como que va a pasar algo, pisadas, gritos, carcajadas. Son Los gárgolas, corretean al Rigo, se habían tardado, si lo agarran se lo chingan. No quiero dormir.

Vino la judicial, se llevaron al Guiro, al Quema, a Mikima, al Oso y a otros cuatro. Fueron los que se le bañaron a Rigo. Fueron más pero Sotaco me calla el hocico, su carnal también andaba en la bola.

Cuatro de la mañana, no puedo dormir, hace calor.

Lo agarraron saliendo del quince de Aurorita, ya andaba drogo, de seguro lo vio el Diego o el Oso y le hablaron a los demás. Le avisaron y salió de la quince, se escondió en el tanque y nadie sabe por qué se bajó, a lo mejor ya sabían donde se metía.

Lo agarraron entre todos, hasta que se cansaron pero ni así se murió tan fácil; llegó muerto al de Zona y cuando ya lo iban a congelar se despertó, todavía quería vivir y lo llevaron con los doctores, pero no duró ni dos días y se volvió a morir, pero de nuevo, cuando lo iban a abrir se despertó, lloraba, decía que no se quería morir y otra vez con los doctores, luego la última, que se muere y de esa ya no se levantó.

Nadie fue a la velación, Los gárgolas andaban diciendo que si veían a alguien en la vigilia se lo iban a chingar, por eso nadie fue, nomás los papás de Rigo que ya estaban viejillos lo velaron, solos.

Ya muérete joto, muérete pinche perro, hijo tu puta madre, muérete. Todos lo oímos, pero nadie dijo nada.

Hace calor, los gritos, luego la patrullas, luego todo callado, no quiero dormir, cuatro de la mañana, no puedo dormir.

Ronin

En aquel tiempo habían decidido que te llamaras Ramón, tú lo aceptaste. Adiós a la escuela, al trabajo, a la familia. Ella siguió llamándose Sofía. Recuerdas el dolor en las piernas por los entrenamientos; los nervios antes del asalto, la angustia de ver desangrarse a tu compañero en el auto robado. Luego vinieron los errores, los cambios, aún te despiertan los gritos de la policía entrando en la casa; creíste que nunca te recuperarías de los golpes, que no volverías a servir como hombre. Estabas dispuesto a morir sin contarles nada, pero dijeron su nombre, ese nombre que se quedo en público, tú lo aceptaste, dejaste de ser Ramón.

Por 15 años has sido un apestado, tus manos están llenas de sangre. La gente sabía donde encontrarte, sabían lo que podías hacer y lo hiciste. Asesino. Sin embargo, la vida no sabe igual. Hoy te buscaron de nuevo, una mujer; te cuenta una historia de venganza, te da una foto y una promesa de pago… reconoces al tipo, el mismo que te interrogó… antes de irse pregunta tu nombre. Le respondes sonriendo: Ramón.
We're just two lost souls swimming in a fish bowl/
year after year/running over the same old ground.
What have you found?/the same old fears.
Pink Floyd

Hubo un tiempo a los 26 años,
decía: la incandescencia o la nada.

Vivía la embriaguez de los fúricos,
de los que buscan
y enuentran sólo una sombra de sí mismos.

Desearía haber estado ahí
y preguntar
¿qué has encontrado?
si siempre hemos sidos los mismos,
si cada vez somos más cínicos,
si cada vez son los mismos miedos.

Desearía que estuvieras aquí
para decirme: ¿ha valido la pena?
si siempre hemos sidos los mismos,
si cada vez somos más cínicos,
si cada vez son los mismos miedos.

jueves, 24 de julio de 2008

It is preferable not to travel with a dead man
Henri Michaux


Es preferible no viajar con una mujer muerta,
tanto peso inútil termina por enfermar el aire.

Duele su cadáver,
verlo no-morir y rehusarse a la tierra.

-no siempre escogemos compañeros de viaje

preferible viajar solo,
preferible no viajar con un hombre muerto.
Preguntarán qué fuimos,
quienes con llamas puras les antecedieron,
a quienes maldecir con el recuerdo.
Roque Dalton


Dejaré mi nombre,
algunas fotografías
y uno que otro recuerdo de lo que no fui.

No espero nada de las cosas.
Nada.

Y ríes
porque en el fondo sabes
el miedo que tengo a la muerte,
al silencio.

Sonrío,
más por compasión
que por entenderte.

Conozco ese miedo
porque lo sufro
como se sufre un dolor de cabeza
o un dolor de muelas.

Preferible recordar
y maldecir
-aun sin comprender nada-
a los que nos antecedieron.

La próxima vez

Estás conmigo por venganza, digo, en cualquier otro momento, estoy casi seguro que no lo aceptarías, lo sé, lo sé muy bien, pero, por ahora no importa, me vale madre y no, a la vez, no me molesta y sí, me lastima un poco, como me lastima cualquier cosa, pero uno lo supera y ya, nada, tú me entiendes, bueno, y sí, tal vez, el orgullo, tú sabes, el ego, ya sabes, no, no necesariamente, no lo suficiente como para inquietarme y no aceptar el hecho de volver a estar "juntos"… al menos de esta forma.




La próxima vez pediré una habitación sin espejos, no es nada placentero tener que vernos los rostros después del sexo.

lunes, 14 de julio de 2008

¿Qué tal si sabe algo de cine?

Quedarme con los brazos cruzados. Eso dijiste cuando te preguntó, quedarme con los brazos cruzados, como en una escena de una película de Truffaut.
Antoine Dionel se cruza de brazos, complacido, la mirada cínica y una mueca semejando enojo ¿hastío? el adolescente, el joven, el hombre maduro, Jean-Pierre Léaud ¿los tres están en escena? seguro es un fotomontaje, mira que 20 años de ser Dionel debieron volverlo, efectivamente, Dionel.

Nada.

La pintura tras el adolescente, se parece tanto a Dionel y la buscaste toda la noche, de quién era, quién la hizo, cómo se llama el autor, por qué el rostro cubierto, por qué la mirada y por qué los tres Léaud se cruzan de brazos, esas miradas perdidas, los cuatro, pero nada; lástima que hace calor y no usas suéter con cuello de tortuga, cuando contestaste quedarme con los brazos cruzados, hubieras cubierto tu rostro y cruzarías los brazos y luego la mirada ¿entendería la referencia? Por supuesto que no.

Nada.

Inventaría quién es, el pintor, por qué el adolescente y el suéter y el rostro cubierto y los brazos cruzados, pero no, tampoco sabes el nombre de la película, no has visto nada de Truffaut; lo sacaste de alguna fotografía del larousse y ahora ya sabes todo de la nueva ola y Truffat y Godard y esos dos porque son de los únicos que te acuerdas.

Mejor no arriesgarse ¿qué tal si sabe algo de cine?

NADA.

Dionel, los tres, o mejor dicho, los cuatro: otra vez llegaré solo a casa.

lunes, 7 de julio de 2008

Nunca aprendí a tocar el saxofón,
mi vida es una mentira.
Nunca me he llamado Charlie Parker.

domingo, 6 de julio de 2008

¿De dónde chingados voy a sacar plata para comprar una camisa?

Aguantar, humillarse, agachar la cabeza y sentir los nudillos reventándote el rostro.

Hace frío, llueve.

Cuando te invitó unos tragos te pareció extraño, alcohólico de mierda, aceptaste la invitación (siempre lo haces) y en lugar del dulce sabor del whisky terminaste en ese sucio callejón, degustando escupitajos de flema y sangre –al menos es más digno que tú vómito ¿no?- el hijo de puta carcajeó, dio media vuelta y desapareció sin que lo notaras.

Siento el ardor en la piel después de la golpiza.

Bruto imbécil, me tumbó tres dientes. Aguantar a estos pendejos, mierdas que no saben distinguir entre una baratija coreana y un buen revólver chino. Presumen de malditos pero sus dedos tiemblan cuando jalan el gatillo. Me acabó de joder las ventas del mes, el dentista costará una fortuna… ¿de dónde chingados voy a sacar plata para comprar una camisa?

Profesionalismo

La pistola se trabó, la jodida pistola se trabó; vas a madrear al Chino por andarte vendiendo estas chingaderas coreanas… tuviste que improvisar, qué suerte que siempre cargas la navaja… su sangre dibujó una mariposa. Después de madrearlo le dices al Chino que te debe una camisa.

sábado, 5 de julio de 2008

Todo ha sido saqueado, traicionado, vendido.
Las grandes alas negras de la muerte rasgan el aire,
la Miseria roe hasta los huesos.
¿Cómo, entonces, no desesperarse?
Ana Ajmátova


¿Qué otra cosa queda,
excusas, lamentos,
el desencanto?

¿He llegado tarde a todo?

Sí,
y hace frío en San Petersburgo
y la única paz es la de los muertos.

Sí,
pero no estoy en San Petersburgo
y no le temo al ejército rojo.

Sí,
nada me pertenece.
¿La única paz es la de los muertos?

cierro los ojos
e imagino cómo se sentirá el frío arañándome los huesos

¿Cómo, entonces, no desesperarse?

jueves, 3 de julio de 2008

Now the damned have no time to make amends
David Bowie



1848,
Samuel Brannan
grita la noticia al mundo:

la ciudad prometida nacerá del desierto.

Argonautas,
hombres solos,

yo también persigo la dulzura del oro,
también me desgarro las uñas en los ríos de rocas
y mi sangre bautiza el nicho de las serpientes,

y me quemo la piel del cuello,

hurgo la tierra donde se bruñen mis dedos,
por el calor,
por la fiebre.



1849,
la ciudad dorada.

Asesiné a 26 hombres de cuyo desplome
me queda la nostalgia y el olor a pólvora,

el sonido de sus cuerpos reventándose en la tierra.


Nada encontré.


Anclé mi pecho argonautas,
(igual que todos los cegados)

regresé y era un buque hueco,
ajado por la sal,
cubierto por la arena...



Yo también persigo la dulzura del oro.