Aguantar, humillarse, agachar la cabeza y sentir los nudillos reventándote el rostro.
Hace frío, llueve.
Cuando te invitó unos tragos te pareció extraño, alcohólico de mierda, aceptaste la invitación (siempre lo haces) y en lugar del dulce sabor del whisky terminaste en ese sucio callejón, degustando escupitajos de flema y sangre –al menos es más digno que tú vómito ¿no?- el hijo de puta carcajeó, dio media vuelta y desapareció sin que lo notaras.
Siento el ardor en la piel después de la golpiza.
Bruto imbécil, me tumbó tres dientes. Aguantar a estos pendejos, mierdas que no saben distinguir entre una baratija coreana y un buen revólver chino. Presumen de malditos pero sus dedos tiemblan cuando jalan el gatillo. Me acabó de joder las ventas del mes, el dentista costará una fortuna… ¿de dónde chingados voy a sacar plata para comprar una camisa?
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