domingo, 6 de abril de 2008

Compré una nueva compañera esta semana. Sólo hay que mirarla a los ojos y pensar en lo que uno quiere, inmediatamente después abre los globos oculares, escanea los pensamientos, lubrica sus pupilas y hace todo lo que pidas. La gente común se aprovecha de ellas, los he escuchado decir que para eso se hicieron. Las exhiben en las calles, modifican sus proporciones, las pasean como a mascotas y hasta las intercambian. No estoy en contra de eso, digo, no soy de los que las cazan y las queman por temor a la desaparición. Tengo cuatro y nunca las dejo salir de la unidad, me gusta tenerlas cerca, poder olerlas y pedirles que se queden quietas, como maniquíes, que sólo me observen sin decir ni hacer nada, eso me hace sentir, no sé... cada vez más humano.

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