Me digo una y otra y otra vez
me digo que soy Panero
como Panero era Pessoa y Pessoa
Álvaro de Campos
pero me sabe a ceniza todo lo que digo
me sabe al cenicero donde están las voces
de los amigos que no tengo
Y me desdigo, tantas veces,
me repito soy otro hombre
un hombre demente
que escribe que no sabe
si su sangre es de hombre o de cerdo
Fumo mucho. Demasiado.
Fumo para frotar el tiempo y a veces oigo la radio,
y oigo pasar la vida como quien pone la radio
y me duele no fumar mucho
me duele no decir Demasiado
me duele que mi boca no diga
oigo pasar la vida como quien pone la radio
Y soy tantas veces yo mismo
que termino siendo yo mismo
y me palpo el pecho de pronto, nervioso,
y no siento un corazón. No hay,
no existe en nadie esa cosa que llaman corazón
y me harto de esta inercia de los hombres comunes
del temor a la carne que me hunde los pies en el barro
Y me digo, tantas veces,
tengo la boca llena de sangre
y toda mi alma sabe a sangre
y sangre que sale de las grietas de mi cráneo
pero mi boca sabe a saliva
sabe al tímido aliento de cualquier hombre
sabe como saben las bocas
no a la sangre de cristo
ni al infierno
ni a la inútil carne de los recién nacidos
sabe a un golpe de viento en el frágil cristal de mi ventana
a eso sabe
a una larga nada
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