Fui el primer hijo en una familia de idiotas.
Nací cualquier día a cualquier hora,
llevé en mi sangre la torpeza de los hombres comunes.
Seguí mi vida como se siguen las carreras de caballos:
con la derrota a cuestas y el temor a perderlo todo.
Ahora
me queda el recuerdo de mi alumbramiento,
la familia de idiotas
y la certeza,
única, total,
de nunca haber ganado nada.
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