Meursault sólo deseaba
un poco de odio en el patíbulo
espectadores
gritos
abrirse a la tierna indiferencia del mundo
Roquentin era su nombre
o lo que imaginaba que era su nombre
labrado en la corteza de un guijarro
Bartleby prefería no desear tanto
era taciturno como aquellos hombres
que deciden apaciblemente su muerte
Yo
que no soy Bartleby
Meursault ni Roquentin
sólo me doy cuenta que me es indiferente
la vida de cualquiera de estos hombres
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