viernes, 22 de febrero de 2008

Llegó antes el invierno


- Hazme el amor... - No entendió mi petición, pensó que penetrarme era suficiente, o que era eso lo que quería.

Tuvimos el reencuentro después de años de distancia, de indiferencia, de dolores, de insatisfacciones, descubrimientos, novedades, pequeñas o grandes alegrías, después de tanto tiempo...

Cuando cada uno había perdido tanto de sí y ganado... sólo ganado.

Sus manos se hicieron hábiles al tacto de una mujer, descubrió puntos importantes que accionaban la excitación y el deseo femeninos. Tocaba mi cuerpo, pero no me tocó a mí. Seguíamos siendo extraños, y el sexo llegaba tan pronto, o tal vez tan tarde...

Pocas palabras, mucho tiempo. No hubo acoplamiento ni química, sólo otro cuerpo donde saciarse; pero yo buscaba otras manos, otros besos... Estaba desconcertada, anhelante, deseaba sentirlo y no pude.

Esperé en vano el abrazo final, el que pudiera recompensar todo con un poco de ternura. Tampoco me lo obsequió. Me avergonzó entonces mi desnudez, el vacío, el hueco que sentía en el pecho, las ansias de cariño que no volvería a sentir. Y tuve pena profunda por el cariño de amigos que ingenuamente pensé aún sentía por mí.

La distancia se acrecentó, nos perdimos el uno al otro, no fuimos capaces de salvarnos.

Entre tanto dolor un ciclo más se cerraba. No pasaría de ser aprendiz. El camino me esperaba y eché a andar otra vez.


Eugenia Jiménez

No hay comentarios: