Sueña sor juana con cogerse al mundo
Por las mañanas
despacio levanta sus ropas
pegadas al cuerpo,
y se inclina al placer.
Le duele la cabeza de tanta continencia
Su mano se desliza por el papel,
con la otra toma su instrumento,
escribe sonetos, redondillas,
liras y villancicos
frustración
ah qué Inés
siempre golosa y voraz
Desesperada
echa hacia atrás su cabeza
–que no se cansa de arder–
y sus manos abandonan la escritura
para el cabello arrancar
–su rostro se contrae cual enamorada teresa
de las moradas,
en éxtasis inspirador de Bataille–
cae en sueño
ah qué juana inés
siempre tan locuaz y vivaz
Odia inés su tino.
Con ardor se coge al mundo.
A todas las mujeres,
a todos los hombres,
a todas las mujeres que parecen hombres
y a todos los hombres que parecen mujeres.
A los astros y planetas
–ah qué inesilla
aun al universo empina–,
a la flora y a la fauna;
les mete un dedo,
toda la mano
a las musas y súcubos
que la lisonjean,
a lisi, a flora,
a celio,
al que la adora y ella aborrece,
a la que ella adora pero que la aborrece,
sor juana se coge a todo mundo
Carajo.
Viene la represión.
Sale el sol.
Todo se guarda,
se cruza de piernas
Sor se aferra.
Aún no calma la sed de su sien.
A numen se quiere coger.
Lo enfrenta
–Ah qué juana inés:
Ardes como tu biblioteca;
como ícaro quieres caer–
Cerca de cogerse a lo inasible está.
Amoroso tormento la silva.
Anda, nada más la puntita,
un papelillo, se dice...
Pero ella despierta
Por las mañanas
despacio levanta sus ropas
pegadas al cuerpo,
y se inclina al placer.
Le duele la cabeza de tanta continencia
Su mano se desliza por el papel,
con la otra toma su instrumento,
escribe sonetos, redondillas,
liras y villancicos
frustración
ah qué Inés
siempre golosa y voraz
Desesperada
echa hacia atrás su cabeza
–que no se cansa de arder–
y sus manos abandonan la escritura
para el cabello arrancar
–su rostro se contrae cual enamorada teresa
de las moradas,
en éxtasis inspirador de Bataille–
cae en sueño
ah qué juana inés
siempre tan locuaz y vivaz
Odia inés su tino.
Con ardor se coge al mundo.
A todas las mujeres,
a todos los hombres,
a todas las mujeres que parecen hombres
y a todos los hombres que parecen mujeres.
A los astros y planetas
–ah qué inesilla
aun al universo empina–,
a la flora y a la fauna;
les mete un dedo,
toda la mano
a las musas y súcubos
que la lisonjean,
a lisi, a flora,
a celio,
al que la adora y ella aborrece,
a la que ella adora pero que la aborrece,
sor juana se coge a todo mundo
Carajo.
Viene la represión.
Sale el sol.
Todo se guarda,
se cruza de piernas
Sor se aferra.
Aún no calma la sed de su sien.
A numen se quiere coger.
Lo enfrenta
–Ah qué juana inés:
Ardes como tu biblioteca;
como ícaro quieres caer–
Cerca de cogerse a lo inasible está.
Amoroso tormento la silva.
Anda, nada más la puntita,
un papelillo, se dice...
Pero ella despierta
1 comentario:
Pinche Sor Juana, siempre supe que detrás de ese hábito de monja disciplinada y estudiosa se escondía una perra cachonda y libidinosa. "El primero sueño (húmedo)".
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