miércoles, 31 de diciembre de 2008
tengo sed,
no me culpen si mastico
cuando tengo hambre,
no me digan
que huyo y escupo el alimento
cuando me duele estar así,
a la altura de la eternidad
y el error entre las vértebras.
es verdad que me brota el odio
con ternura animal
y un rencor tan vivo
como tumultos de laringe
y dolores en la sien.
qué no ven que me duele
esta pesada coraza
de los porqués y los cuándo.
qué no ven que he amado,
he sido niño
hombre
y escribo
porque no sé otra forma de ser,
y de nada me ha servido.
qué no ven que no
soy tan importante,
entonces,
para qué tantos
estás equivocado,
pero las cosas no son así,
no vas a llegar a ningún lado,
estás mal,
etcétera.
cero
Allí comienza lo abierto.
Entonces cualquier paso
puede ser el primero.
O cualquier gesto logra
sumar todos los gestos.
Darlo todo por perdido
Dejar que se abran solas
las puertas que faltan.
O mejor:
dejar que no se abran.
martes, 30 de diciembre de 2008
Conversación de despedida
─Ojalá puedas perdonarme por todo, como se dieron las cosas, las circunstancias, no sé, a pesar de lo que pasó, hubo cosas buenas, como todo, pero, sí sí sí, cometimos demasiados errores y todo eso, me siento muy culpable, nunca quise lastimarte, pero, sabes quien soy, no me gusta estar sola, no sé estar sola y pues, sólo quería verte para decirte que, fue difícil pero estamos bien, lo hemos superado y ya estamos en otras cosas, y ya, hay que olvidar todo y seguir con nuestras vidas…
─No debes preocuparte por nada, ni pedir perdón por nada, yo estoy muy bien, estas cosas pasan y… no debes sentirte culpable, no te culpo, como te lo dije alguna vez, es lo que haces, es la forma como sabes hacer las cosas, así operas y lo comprendo, digo, ya ha pasado tiempo y pues igual y no vale la pena detenerse tanto en lo de las culpas y los errores, entiendo perfectamente por qué haces esto, es una forma de… pues de cerrar, terminar con todo, sentirnos mejor, hacer lo más sano, dejar atrás los orgullos y el ego. Sí, cerrar, seguir con nuestras vidas.
El café está frío y aquí no se puede fumar, no me siento bien, ojalá no hubiera venido, acabé cumpliendo cuotas sentimentaloides innecesarias y expiando culpas que no me corresponden. Cliché, puro cliché, qué jodido, y para colmo la mesera no tiene intenciones de servirme café, bah, da lo mismo, puedo ser condescendiente, me sale bastante bien.
uno
siento caer fuera de mí la red de mis nervios
mas huye todo como un pez que se da cuenta
hasta ciento en el pulso de mis sienes
muda telegrafía a la que nadie responde
porque el sueño y la muerte nada tienen ya que decirse.
lunes, 29 de diciembre de 2008
2
─puede ser que haya otro mundo dentro de éste, pero no lo encontraremos recortando su silueta en el tumulto fabuloso de los días y las vidas, no lo encontraremos en la atrofia ni en la hipertrofia. inútil es la tarea de la búsqueda, inútil la tarea del hombre, peluquero de sí mismo, repitiendo hasta la náusea el cheque quincenal, tendiendo la misma mesa, rehaciendo la misma cosa, aplicando los mismos principios a las mismas coyunturas. puede ser que exista un otro lado, una búsqueda como motor de sentido, otro mundo dentro de éste ¿este mundo no existe? y sí así fuera, si habría que crearlo, llegar al otro lado, al edén, ya no se llamará así, será otra cosa. hasta no quitarle al tiempo su látigo de historia, hasta no acabar con la hinchazón de tantos hasta, seguiremos tomando la belleza por un fin, la paz por desiderátum, siempre de este lado de la puerta donde en realidad no siempre se está mal, donde mucha gente encuentra una vida satisfactoria, perfumes agradables, buenos sueldos, literatura de alta calidad, sonido estereofónico, y por qué entonces inquietarse si probablemente el mundo es finito, para qué un mundo dentro del otro, por qué la búsqueda si la historia se acerca al punto óptimo y la raza humana sale de la edad oscura para ingresar en la era de la dulzura. hay que ser imbécil, hay que ser poeta, hay que estar en el éxtasis místico, en la hipócrita necesidad de experiencias trascendentales empaquetadas en celofán, para perder más de cinco minutos con estas nostalgias perfectamente liquidables a corto plazo. este es un mundo satisfactorio para gentes razonables, por lo demás, hay que ser imbécil, bastante imbécil.
[71, re-make]
domingo, 28 de diciembre de 2008
sábado, 27 de diciembre de 2008
viernes, 26 de diciembre de 2008
5
jueves, 25 de diciembre de 2008
a mis hermanos en una fotografía
de una invasión a lo imposible
Leopoldo María Panero
sea temprano para los adioses,
no lo sé.
sé que quiebra no encontrarlos
y rompe el pecho
sus ojos vidriosos,
lejanos,
atollados en una fotografía.
ya no recuerdo
cuando éramos tres,
siquiera sé si algún
día lo fuimos.
asco y horror
de sentirme vacío
y saberlos lejanos
cuando los toco.
asco y horror,
miedo a la muerte,
miedo a la tristeza de la muerte,
temor a la soledad
de verme transparente
y aceptar con resignación
que estamos desolados.
asco y horror
a la vaciedad del hogar,
a estas paredes que detesto
a este limo rojo
que nos funde
y nos hace lejanos
por lo amargo y salado
que sabe a la boca,
terror al limo
que se pudre en la rigidez de las puertas,
en la esterilidad del hogar
que acaso nos mantendrá vivos
algunos años más,
no sé que tanto,
tampoco sé eso,
pero algunos años más…
hasta que el rencor
nos haga imposibles
y nos entuma el
cuerpo el corazón y la sangre,
como en una fotografía.
6
¿y de eso se trata el mundo?
Prefiero el otro lado, allá donde nadie me espera, allá en la materna hondura donde termina el hueso y culmina la semilla.
[ft.]
a una muchacha que entiende de complicaciones
andar así,
como venida
de la serenidad.
muchacha,
yo vengo
de la rabia
y de tanta noche
en que el
error se ha vuelto
un liquen absurdo
que hay que beberse
de golpe.
pero si nadie es especial,
y me quedo
con el discurso
en la mandíbula,
con eso turbio que dentro hiende,
con eso dicho sin decirse,
con esa tranquilidad impostora
de encontrar al otro lado,
a quien entiende de complicaciones.
miércoles, 24 de diciembre de 2008
7
me encumbro al relámpago de mi naturaleza,
descenso
¿encontraré la paz?
inevitable, la noche.
[featuring]
martes, 23 de diciembre de 2008
8
tengo aún más recuerdos que en mil años de vida.
he padecido una advertencia: he sentido revolotear sobre mí, el ala de la imbecilidad.
[re-make]
lunes, 22 de diciembre de 2008
Rimbaud, de Gonzalo Rojas
no tenemos talento, lo que nos pasa
es que no tenemos talento, a lo sumo
oímos voces, eso es lo que oímos: un
centelleo, un parpadeo, y ahí mismo voces. Teresa
oyó voces, el loco
que vi ayer en el Metro oyó voces.
¿Cuál Metro si aquí no hay Metro? Nunca
hubo aquí Metro, lo que hubo
fueron al galope caballos
si es que eso, si es que en este cuarto
de tres por tres hubo alguna vez caballos
en el espejo.
Pero somos precoces, eso sí que somos, muy
precoces, más
que Rimbaud a nuestra edad; ¿más?,
¿todavía más que ese hijo de madre que
lo perdió todo en la apuesta? Viniera y
nos viera así todos sucios, estallados
en nuestro átomo mísero, viejos
de inmundicia y gloria. Un
puntapié nos diera en el hocico.
9
domingo, 21 de diciembre de 2008
E non trovan persona che li miri, de Leopoldo María Panero
Crujidos, de Nacho Vegas
Y si no encuentras fuerzas para salir de aquí,
yo las sacaré de donde sea y seguiré sin ti.
Me dijiste algo así con voz grave y resignada,
me grabé tus palabras y me vestí listo para comenzar.
Día uno en pie, comienzo a andar,
he de aguantar, lo puedo hacer.
El día dos avanza hasta el final
y llega el día tres, lo vuelvo a estropear.
Así que vuelta a empezar.
Día uno en pie, no he de pensar,
ya es día 2, Alprazolam,
comienzo a hablar y no me hago entender,
y llega el día tres, lo vuelvo a estropear.
No preguntes ni por qué ni por qué no,
sólo yo sé el motivo y no es bonito.
Me mudaré a otro sitio, me iré de esta ciudad,
pero ahora es de mí mismo de donde me quiero escapar.
No me des flores cuando aquí hay lirios y rosas,
las querré el día en que ya no quede una sola.
Entonces, ¿me complacerás?
Y dime, ¿cómo lo harás?
Día uno en pie, ¿qué puedo hacer
para encontrar restos de fe?
El tiempo pasa doloroso y lento
y luego en un momento lo vuelvo a joder.
Y entonces vuelta a empezar…
Día una en pie, siento pensar
cómo evitar sentir, pensar,
morir de sed y beber del mar
y al segundo día he vuelto a fracasar.
Si te miento no será por mezquindad,
estas penas siempre llegan por torpeza.
Día uno en pie, ¿qué puedo hacer
sino esperar verlo acabar?
El día terminó con un crujido,
me despierto herido y grito en soledad.
Que es jodido ya lo sé,
pero no es dramático,
esto no es tan trágico,
esto no es un drama, no,
te diré mil cosas por las que llorar…
10
sábado, 20 de diciembre de 2008
a una muchacha que quería hacer bien las cosas
y dices ser terrible
y oscura,
me dices
que no te importo,
¿tendría acaso que
importarte si sólo nos
unió una cama?
me pides que te compare
con ésta y con aquella,
qué no sabes
muchacha,
da igual tú o cualquiera.
y que me cuentas tus cosas
sólo porque estás confundida,
que las dices así nada más
y no porque sea yo
quien puede entenderlas.
¿que no te importo?
me dices y te escucho,
¿que quieres hacer bien las cosas?
no, no te creo.
11
interminablemente.
[re-make]
jueves, 18 de diciembre de 2008
miércoles, 17 de diciembre de 2008
14
[re-mix]
Álvaro de Campos
Súbita, una angustia...
¡Ah, qué angustia, qué náusea del estómago en el alma!
¡Qué amigos he tenido!
¡Qué vacías de todo las ciudades recorridas!
¡Qué estiercol metafísico mis propósitos todos!
Una angustia,
Un desconsuelo en la epidermis del alma,
Un dejar caer los brazos en el crepúsculo del esfuerzo...
Reniego.
Reniego de todo.
Reniego más que de todo.
Reniego a espada y fin de todos los dioses y su negación.
Pero ¿qué es lo que me falta que siento faltarme
en el estómago y en la circulación de la sangre?
¿Qué aturdimiento vacío me extenúa el cerebro?
¿Debo tomar cualquier cosa o suicidarme?
No: Voy a existir ¡Vamos! Voy a existir.
E-XIS-TIR
E-XIS-TIR
¡Dios mío! ¡Qué budismo me refresca la sangre!
Renunciar de puertas abiertas.
Frente al paisaje todos los paisajes,
Sin esperanza, en libertad,
Sin nexo,
Accidente de la inconsecuencia de la superficie
de las cosas,
Monótono pero dormilón,
Y qué brisas cuando las puertas y las ventanas
están todas abiertas!
¡Qué verano tan agradable el de los otros!
¡Denme de beber, que no tengo sed!
Lisbon revisted
[1926]
Nada me ata a nada.
Quiero cincuenta cosas al mismo tiempo.
Ansío con una angustia de hambre de carne
lo que no sé qué será
—definidamente por lo indefinido...
Duermo inquieto, y vivo en un soñar inquieto
de quien duerme inquieto, mitad soñando.
Me cerraron todas las puertas abstractas y necesarias.
Corrieron las cortinas de todas las hipótesis que podría ver en la calle.
No existe en la travesía hallada el número, de la puerta que me dieron.
Desperté a la misma vida a la que me había dormido.
Hasta mis ejércitos soñados sufrieron derrota.
Hasta mis sueños se sintieron falsos al ser soñados.
Hasta la vida sólo deseada me harta —hasta esa vida...
Comprendo a intervalos inconexos;
Escribo en lapsos de cansancio;
y un tedio que lo es hasta del tedio me arroja a la playa.
No sé qué destino o futuro, compete a mi angustia sin timón;
no sé qué islas del Sur imposible me aguardan náufrago;
o qué palmares de literatura me darán al menos un verso.
No, no sé esto, ni otra cosa, ni cosa alguna...
Y, en el fondo de mi espíritu, donde sueño lo que soñé,
en los campos últimos del alma donde rememoro sin causa
(y el pasado es una niebla natural de lágrimas falsas),
en los caminos y atajos de las florestas lejanas
donde supuse mi ser,
huyen desmantelados, últimos restos
de la ilusión final,
mis ejércitos soñados, derrotados sin haber sido,
mis cohortes por existir, despedazadas en Dios.
Otra vez te reveo,
Ciudad de mi infancia pavorosamente perdida
Ciudad triste y alegre, otra vez sueño aquí
¿Yo? ¿Pero soy yo el mismo que aquí vivió, y aquí volvió,
y aquí volvió a venir, y a venir,
y aquí de nuevo volvió a venir?
¿O somos todos los Yo que estuve aquí o estuvieron,
una serie de cuentas-entes unidas por un hilo-recuerdo,
una serie de sueños de mí de alguien de fuera de mí?
Otra vez te reveo,
con el corazón más lejano, el alma menos mía.
Otra vez te reveo —Lisboa y Tajo y todo—,
transeúnte inútil de ti y de mí,
extranjero aquí como en todas partes,
casual en la vida como en el alma,
fantasma errando por salones de recuerdos,
al ruido de los ratones y de las tablas que crujen
en el castillo maldito de tener que vivir...
Otra vez te reveo,
sombra que pasa a través de sombras, y brilla
un momento a una luz fúnebre desconocida,
y entra en la noche como se pierde un rastro de barco
en el agua que deja de oírse
Otra vez te reveo,
pero, ay, ¡a mí no me reveo!
Se rompió el espejo mágico en que me reveía idéntico,
y en cada fragmento trágico veo sólo un pedazo de mi —
¡un pedazo de ti y de mí!...
[1923]
No: no quiero nada.
Ya dije que no quiero nada.
¡No me vengáis con conclusiones!
La única conclusión es morir.
¡No me traigáis estéticas!
¡No me habléis de moral!
¡Quitadme de aquí la metafísica!
No me prediquéis sistemas completos, no me ensartéis conquistas de las ciencias (¡de las ciencias, Dios mío, de las ciencias)
¡De las ciencias, de las artes, de la civilización moderna!
¿Qué mal les hice yo a los dioses todos?
Si tenéis la verdad, ¡guardadla!
Soy un técnico, pero tengo técnica sólo dentro de la técnica.
Fuera de eso soy loco, con todo el derecho de serlo.
Con todo el derecho de serlo, ¿oísteis?
¡No me molestéis, por el amor de Dios!
¿Me queríais casado, fútil, cotidiano y tributable?
Me queríais lo contrario de esto, lo contrario de cualquier cosa?
Si yo fuese otra persona, os daría, a todos, por el gusto.
Así, como soy, ¡tened paciencia!
¡Iros al diablo sin mí,
o dejadme ir solo al diablo!
¿Para qué habremos de ir juntos?
¡No me cojáis el brazo!
No me gusta que me cojan el brazo. Quiero ser solitario.
¡Ya he dicho que soy solitario!
¡Ah, qué lata que queráis que yo pertenezca al grupo!
¡Oh cielo azul —el mismo de mi infancia—
eterna verdad vacía y perfecta!
¡Oh suave Tajo ancestral y mudo,
pequeña verdad en donde el cielo se refleja!
¡Oh pesar revisitado, Lisboa de otrora de hoy!
Nada me dais, nada me quitáis, nada sois que yo me sienta.
¡Dejadme en paz! No tardo, que yo nunca tardo...
¡Y mientras tarda el Abismo y el Silencio quiero estar solo!
martes, 16 de diciembre de 2008
Niu niu gore-cinepulp
Si los abusos, humillaciones, bochornos y traumas provocados por tu madre sobreprotectora te han hecho la miserable persona que ahora eres... no dejes de ver Braindead. Imagina que tu madre muere y, en lugar de dejarte en paz y darte el camino libre para ahora sí, a tus 45 años puedas ser el hombre o la mujer que nunca has sido, ella resucita convertida en un zombie que desea mordisquear el cráneo de tu noviecito(a) y regresarte de una vez por todas a su putrefacto útero (Edipo, qué equivocado estabas). Ah, definitivamente la peor pesadilla de cualquier reprimido... Te va a encantar.
Braindead (también conocida como Tu madre se ha comido mi perro)
Año: 1992
Director: Peter Jackson
País: Nueva Zelanda
Actores: Timothy Balme, Diana Peñalover, Elizabeth Moody
Sinopsis:
Un científico descubre en Skull Island un ejemplar muy extraño de mono rata al que, según los nativos, acompaña una terrible maldición. El ejemplar es trasladado a Nueva Zelanda para su estudio. Lionel, por su parte, es un joven que vive con su insoportable madre, que no aprueba la relación que Lionel acaba de comenzar con Paquita, la hija del tendero. Cuando los dos enamorados realizan una visita al zoológico, ella les vigila en secreto, y es mordida durante la visita por el animal encontrado en la isla. Poco a poco, la madre de Lionel se va convirtiendo en una zombie, hambrienta de venganza y carne humana.
Un vistazo:
Nigth of the living dead
Año: 1968
Director: George Romero
País: Estados Unidos Actores: Judith O´Dea, Duane Jones, Marilyn Eastman
Sinopsis:
La radiación de un satélite causa el despertar de los muertos, que salen de sus tumbas y atacan a los seres vivos para alimentarse. La acción se sitúa en el campo de Pennsylvania, donde Barbara es inicialmente atacada en el cementerio por un muerto viviente y huye hacía una granja. Allí se encuentra con Ben, y ambos construirán barricadas para sobrevivir a la temerosa noche, ya que fuera hay una multitud de despiadados zombies que sólo pueden ser vencidos con un golpe en la cabeza.
Vistazo:
Año: 1974
Director: Tobe Hooper
País: Estados Unidos
Actores: Marilyn Burns, William Vail, Paul A. Partian, Allen Danzinger
Sally y su hermano Franklin viajan, junto a otros amigos, al cementerio donde está sepultado su abuelo. En el camino, recogen a un extraño pasajero, al que deben echar del coche cuando éste ataca a Frank. Debido a una falla mecánica en el automóvil, el grupo se dirige a una vieja granja para buscar un sitio donde descansar, dos de los chicos entran en una casa sin saber que desgraciadamente para ellos (pero afortunadamente para nosotros), es el hogar de Leatherface y el resto de su desquiciada familia de caníbales.
Vistazo:
FUIMOS TAN ESTÚPIDOS
que alimentamos a los pájaros
racionando las migajas.
Pero todo lo que se guarda
se pudre, como el pan
o las mañanas.
Y quemamos el sol,
de tanto repartirlo
en rincones innecesarios.
Ya no queda nada.
Ya no somos nada.
Antes, en cambio, fuimos
tan estúpidos.
lunes, 15 de diciembre de 2008
domingo, 14 de diciembre de 2008
a una muchacha que no sabía mentir
que he corrompido
setenta veces al amor
más puro,
que he maculado
mis nudillos con
el color de las entrañas,
que me he deshecho
los labios,
una y otra vez
por no entender lo que quiero,
que me he consumido
en las sábanas más oscuras
y a los amaneceres
me levanto roto
y con el corazón hecho un puño.
¿a mí?
que lo he perdido todo
y lo he ganado todo
apenas si con una noche,
ah, muchacha,
pero si somos el abismo…
sábado, 13 de diciembre de 2008
Antonio Gamoneda
Pavana Impura:
1. Tu cabello en sus manos; arde en las manos del vigilante
de la nieve.
Son las cebadas, la siesta de las serpientes y tu cabello en el
pasado.
Abre tus ojos para que yo vea las cebadas blancas: tu cabeza
en las manos del vigilante de la nieve.
* * *
2. Todos los árboles se han puesto a gemir dentro de mi espíritu
al recordar tus bragas en la oscuridad, la luz debajo de tu piel,
tus pétalos vivientes.
Atravesando los aniversarios, a veces viajan las palomas ebrias.
Venga desnuda tu misericordia, ah paloma mortal, hija del
campo.
* * *
3. El mirlo en la incandescencia de tus labios se extingue.
Yo siento en ti grandes heridas y te desnudas en mis fuentes.
Se extingue el mirlo en las alcobas blancas donde soy ciego,
donde, algunas veces, suenan en ti grandes campanas.
* * *
4. Busco tu piel inconfesable, tu piel ungida por la tristeza de las
serpientes; distingo tus asuntos invisibles, el rastro frío del
corazón.
Hubiera visto tu cinta ensangrentada, tu llanto entre cristales
y no tu llaga amarilla,
pero mi sueño vive debajo de tus párpados.
* * *
5. La inexistencia es hueca como las máscaras y su visión es
lívida, pero tú oyes el grito de las madres del agua y acaricias
los ojos que vieron la inexistencia.
* * *
6. Nuestros cuerpos se comprenden cada vez más tristemente,
pero yo amo esta púrpura desolada.
Ah la flor negra de los dormitorios, ah las pastillas del amanecer.
* * *
7. Entra otra vez en las alcobas blancas.
Grandes son las jarras de la tristeza en las manos mortales.
Entra otra vez en las alcobas blancas.
* * *
8. Amor que duras en mis labios:
Hay una miel sin esperanza bajo las hélices y las sombras de las
grandes mujeres y en la agonía del verano baja como mercurio
hasta la llaga azul del corazón.
Amor que duras: llora entre mis piernas,
come la miel sin esperanza.
* * *
9. Ha venido tu lengua; está en mi boca
como una fruta en la melancolía.
Ten piedad en mi boca: liba, lame,
amor mío, la sombra.
* * *
10.Llegan los animales del silencio, pero debajo de tu piel arde la
amapola amarilla, la flor del mar ante los muros calcinados
por el viento y el llanto.
Es la impureza y la piedad, el alimento de los cuerpos
abandonados por la esperanza.
* * *
11. He envejecido dentro de tus ojos; eras la dulzura y el exterminio
y yo amé tu cuerpo en sus frutos nocturnos.
Tu inocencia es como un cuchillo delante de mi rostro,
pero tú pesas en mi corazón y, como una miel oscura, yo te
siento en mis labios al ir hacia la muerte.
* * *
12. Eres como la flor de los agonizantes
que es invisible mas su aroma entra
en la sombra nasal y es la delicia,
todo en la vida, durante algún tiempo.
* * *
13. En la humedad me amas
y eres azul en tus pezones. hablas
suavemente en mis labios y regresas
a tu prisión en la melancolía.
* * *
14. Tu cabello encanece entre mis manos y, como aguas silenciosas,
nos abandonan los recuerdos. siento la frialdad de la existencia
pero tu olor se extiende en las habitaciones y tu lascivia vive en
mi corazón y entra mi pensamiento en tus heridas.
* * *
15. Existe el mar en las ciudades blancas,
coágulos en el aire dulcemente sangriento,
sábanas en la serenidad.
Existen los perfumes inguinales, lenguas en las heridas femeninas
y el corazón está cansado.
Entra con tus campanas en mi casa, pastora ciega, sin embargo,
como si no tuviera la dulzura su fin aún en las ciudades blancas.
Sábado:
1. El animal que llora, ése estuvo en tu alma antes de ser amarillo;
el animal que lame las heridas blancas,
ése está ciego en la misericordia;
el que duerme en la luz y es miserable,
ése agoniza en el relámpago.
La mujer cuyo corazón es azul y te alimenta sin descanso,
ésa es tu madre dentro de la ira;
la mujer que no olvida y está desnuda en el silencio,
ésa fue música en tus ojos.
Vértigo en la quietud: en los espejos entran sustancias
corporales y arden palomas. Tú dibujas juicios y tempestades
y lamentos.
Así es la luz de la vejez, así
la aparición de las heridas blancas.
* * *
2. Estoy desnudo ante el agua inmóvil. He dejado mi ropa en el
silencio de las últimas ramas.
Esto era el destino:
llegar al borde y tener miedo de la quietud del agua.
Geórgicas:
1. Tengo frío junto a los manantiales. He subido hasta cansar
mi corazón.
Hay yerba negra en las laderas y azucenas cárdenas entre sombras,
pero, ¿qué hago yo delante del abismo?
Bajo las águilas silenciosas, la inmensidad carece de significado.
***
Aún:
Hubo un tiempo en que mis únicas pasiones eran la pobreza
y la lluvia.
Ahora siento la pureza de los límites y mi pasión no existiría
si dijese su nombre.
* * *
Alguien ha entrado en la memoria blanca, en la inmovilidad
del corazón.
Veo una luz debajo de la niebla y la dulzura del error me hace
cerrar los ojos.
Es la ebriedad de la melancolía; como acercar el rostro a una
rosa enferma, indecisa entre el perfume y la muerte.
* * *
Hablan los manantiales en la noche, hablan en los imanes
del silencio.
Siento la suavidad de las palabras olvidadas.
* * *
La obscenidad entró en mis huesos y, más tarde, aquel aceite
sigiloso, el que prepara el corazón.
Ahora vendrán los días de las grandes milongas.
* * *
Sábana negra en la misericordia:
Tu lengua en un idioma ensangrentado.
Sábana aún en la sustancia enferma,
la que llora en tu boca y en la mía
y, atravesando dulcemente llagas,
ata mis huesos a tus huesos humanos.
No mueras más en mí, sal de mi lengua.
Dame la mano para entrar en la nieve.
* * *
Amé todas las pérdidas.
Aún retumba el ruiseñor en el jardín invisible.
* * *
Recuerdo el frío del amanecer, los círculos de los insectos sobre las
tazas inmóviles, la posibilidad de un abismo lleno de luz bajo las
ventanas abiertas para la ventilación de la enfermedad, el olor triste
de la sosa cáustica.
Pájaros. Atraviesan lluvias y países en el error de los imanes y los
vientos, pájaros que volaban entre la ira y la luz.
Vuelven incomprensibles bajo leyes de vértigo y olvido.
No tengo miedo ni esperanza. Desde un hotel exterior al destino, veo
una playa negra y, lejanos, los grandes párpados de una ciudad cuyo
dolor no me concierne.
Vengo del metileno y el amor; tuve frío bajo los tubos de la muerte.
Ahora contemplo el mar. No tengo miedo ni esperanza.
Eres sabio y cobarde, estás herido en las mujeres húmedas, tu
pensamiento es sólo recuerdo de la ira.
Ves la rosas temibles.
Ah caminante, ah confusión de párpados.
Hay una hierba cuyo nombre no se sabe; así ha sido mi vida.
Vuelvo a casa atravesando el invierno: olvido y luz sobre las ropas
húmedas. Los espejos están vacíos y en los platos ciega la soledad.
Ah la pureza de los cuchillos abandonados.
Amé todas las pérdidas.
Aún retumba el ruiseñor en el jardín invisible.
* * *
Roza los líquenes y las osamentas abandonadas al rocío,
después alcanza las habitaciones y entra en las hebras de la sosa caústica.
Luego viene a tus manos como una lengua luminosa y se desliza
en las grasientas células. Hierve como suavísimas hormigas y tus manos
se inmovilizan en la felicidad.
Cuando el sol vuelve a su cuenco de tristeza
mira tus manos abandonadas por la luz.
Frío de límites:
A la penumbra auricular no viene nunca el sonido del
amanecer. Muge el silencio en las ocultas bóvedas y se desliza en tus
membranas. Silban los pájaros y tu pasión es sorda.
Tú no estás ya en tus oídos.
* * *
Va a amanecer. Hay noche aún sobre tus llagas.
Ya vienen los cuchillos del día. No
te desnudes en la luz, cierra los ojos.
Quédate en tu cama sangrienta.
* * *
Ardes bajo las túnicas carnales.
Ha sido inútil la sutura negra:
no hay agua en ti. todas las fuentes manan en otra edad
y se enloquece la pureza de la copa vacía.
* * *
Entra en tu cuerpo y tu cansancio se llena de pétalos. Laten en
ti bestias felices: música al borde del abismo.
Es la agonía y la serenidad. Aún sientes como un perfume la
existencia.
Este placer sin esperanza, ¿qué significa finalmente en ti?
¿Es que va a cesar también la música?
Diván en Nueva York
Tú en la tristeza de los urinarios, ante las cánulas de bronce
(amor, amor en las iglesias húmedas);
ah, sollozabas en las barberías (en los espejos, los agonizantes
estaban dentro de tus ojos):
así es el llanto.
Y aquellas madres amarillas en el hedor de la misericordia:
así es el llanto.
Ah de la obscenidad, ah del acero.
Vi las aguas coléricas, y sábanas, y, en los museos, junto a la dulzura, vi los imanes de la muerte.
Te desnudaron en marfil (ancianas, en los prostíbulos profundos) y te midieron en dolor, oscuro:
así es el llanto, así es el llanto.
Ten piedad de tus labios y de mi espíritu en los almacenes;
ten piedad del alcohol en los dormitorios iluminados.
Veo las delaciones, veo indicios: llagas azules en tu lengua,
números negros en tu corazón:
ah de los besos, ah de las penínsulas.
Así es el llanto;
así es el llanto y las serpientes están llorando en Nueva York.
Así es el llanto.
Walking around, de Pablo Neruda
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.
viernes, 12 de diciembre de 2008
Clarice Lispector
Quién no se ha preguntado: ¿soy un monstruo o esto es ser una persona? [...] qué hacer sino meditar para caer en aquel vacío pleno que sólo se alcanza con la meditación. Meditar no tiene que dar resultados: la meditación puede verse como fin de sí misma. Medito sin palabras y sobre la nada. Lo que me confunde la vida es escribir [...] el vacío tiene el valor de lo pleno y se asemeja a ello. Un medio de obtener es no buscar, un medio de tener es no pedir y sólo creer que el silencio que forjo en mí es respuesta a mi..., a mi misterio [...] Quiero aceptar mi libertad sin pensar en lo que muchos creen: que existir es cosa de locos, un caso de demencia. Porque lo parece. Existir no es lógico [...] Los hechos son sonoros, pero entre los hechos hay un susurro. Y ese susurro es lo que me impresiona [...] Que la vida es así: se pulsa un botón y la vida se enciende. Sólo que ella no sabía cuál era el botón que había que pulsar [...]
De La hora de la estrella
Se puede pensar rápidamente en el día que pasó. O en los amigos que pasaron y para siempre se perdieron, pero es inútil huir: el silencio está ahí. Aun el sufrimiento peor, el de la amistad perdida, es sólo fuga. Pues si al principio el silencio parece aguardar una respuesta -cómo ardemos por ser llamados a responder-, pronto se descubre que de ti nada exige, quizá tan sólo tu silencio. Cuántas horas se pierden en la oscuridad suponiendo que el silencio te juzga, cómo esperamos en vano ser juzgados por Dios. Surgen las justificaciones, trágicas justificaciones forzadas, humildes disculpas hasta la indignidad. Tan suave es para el ser humano mostrar al fin su indignidad y ser perdonado con la justificación de que es un ser humano humillado de nacimiento. Hasta que se descubre que él ni siquiera quiere su indignidad. Él es el silencio.
De La pasión según G.H.
Nacho Vegas
mientras alzo una mano con la que podré rozar el cielo/la otra acaricia tus entrañas con la punta de sus dedos/y me hago tan pequeño que me deslizo dentro como un pez/y me pregunto ¿esto será lo más profundo que te voy a conocer jamás?/(Nacho, has vuelto a hacerlo mal)/qué mal (lo hiciste mal)/era un juego y ahora es real/
El hombre que casi conoció a Michi Panero
y no me habléis de eternidad/no me habléis de cielos ni de infiernos/no/¿no veis que yo le rezo a un dios que me prometió que cuando esto acabe no habrá nada más?/ Fue bastante ya.../nunca fui en nada el mejor/tampoco he sido un gran amante/más de una lo querrá atestiguar/pero si algo hay capital/algo de veras importante/es que me voy a morir/y cuando digo voy es/voy/lo he pasado bien/y casi conocí en una ocasión a Michi Panero/y es bastante más de lo que jamás soñaríais en mil vidas...
E' un mondo diffícile/e vita intensa/e futuro incerto
Storia d´amore
jueves, 11 de diciembre de 2008
miércoles, 10 de diciembre de 2008
César Vallejo
Rosa Balnca
Me siento bien. Ahora
brilla un estoico hielo
en mí.
Me da risa esta soga
rubí
que rechina en mi cuerpo.
Soga sin fin,
como una
voluta
descendente
de
mal...
Soga sanguínea y zurda
formada de
mil dagas en puntal.
Que vaya así, trenzando
sus rollos de crespón;
y que ate el gato trémulo
del Miedo al nido helado,
al último fogón.
Yo ahora estoy sereno,
con luz.
Y maya en mi Pacífico
un náufrago ataúd.
De Los heraldos negros
XIV
Cual mi explicación.
Esto me lacera de tempranía.
Esa manera de caminar por los trapecios.
Esos corajosos brutos como postizos.
Esa goma que pega el azogue al adentro.
Esas posaderas sentadas para arriba.
Ese no puede ser, sido.
Absurdo.
Demencia.
Pero he venido de Trujillo a Lima.
Pero gano un sueldo de cinco soles.
XXVIII
He almorzado solo ahora, y no he tenido
madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua,
ni padre que, en el facundo ofertorio
de los choclos, pregunte para su tardanza
de imagen, por los broches mayores del sonido.
Cómo iba yo a almorzar. Cómo me iba a servir
de tales platos distantes esas cosas,
cuando habráse quebrado el propio hogar,
cuando no asoma ni madre a los labios.
Cómo iba yo a almorzar nonada.
A la mesa de un buen amigo he almorzado
con su padre recién llegado del mundo,
con sus canas tías que hablan
en tordillo retinte de porcelana,
bisbiseando por todos sus viudos alvéolos;
y con cubiertos francos de alegres tiroriros,
porque estánse en su casa. Así, ¡qué gracia!
Y me han dolido los cuchillos
de esta mesa en todo el paladar.
El yantar de estas mesas así, en que se prueba
amor ajeno en vez del propio amor,
torna tierra el brocado que no brinda la
MADRE,
hace golpe la dura deglución; el dulce,
hiel; aceite funéreo, el café.
Cuando ya se ha quebrado el propio hogar,
y el sírvete materno no sale de la
tumba,
la cocina a oscuras, la miseria de amor.
LVI
Todos los días amanezco a ciegas
a trabajar para vivir; y tomo el desayuno,
sin probar ni gota de él, todas las mañanas.
Sin saber si he logrado, o más nunca,
algo que brinca del sabor
o es sólo corazón y que ya vuelto, lamentará
hasta dónde esto es lo menos.
El niño crecería ahíto de felicidad
oh albas,
ante el pesar de los padres de no poder dejarnos
de arrancar de sus sueños de amor a este mundo;
ante ellos que, como Dios, de tanto amor
se comprendieron hasta creadores
y nos quisieron hasta hacernos daño.
Flecos de invisible trama,
dientes que huronean desde la neutra emoción,
pilares
libres de base y coronación,
en la gran boca que ha perdido el habla.
Fósforo y fósforo en la oscuridad,
lágrima y lágrima en la polvareda.
De Trilce
Epístola a los transeúntes
Reanudo mi día de conejo
mi noche de elefante en descanso.
Y, entre mí, digo:
ésta es mi inmensidad en bruto, a cántaros
éste es mi grato peso,
que me buscará abajo para pájaro
éste es mi brazo
que por su cuenta rehusó ser ala,
éstas son mis sagradas escrituras,
éstos mis alarmados campeñones.
Lúgubre isla me alumbrará continental,
mientras el capitolio se apoye en mi íntimo derrumbe
y la asamblea en lanzas clausure mi desfile.
Pero cuando yo muera
de vida y no de tiempo,
cuando lleguen a dos mis dos maletas,
éste ha de ser mi estómago en que cupo mi lámpara en pedazos,
ésta aquella cabeza que expió los tormentos del círculo en mis pasos,
éstos esos gusanos que el corazón contó por unidades,
éste ha de ser mi cuerpo solidario
por el que vela el alma individual; éste ha de ser
mi ombligo en que maté mis piojos natos,
ésta mi cosa cosa, mi cosa tremebunda.
En tanto, convulsiva, ásperamente
convalece mi freno,
sufriendo como sufro del lenguaje directo del león;
y, puesto que he existido entre dos potestades de ladrillo,
convalezco yo mismo, sonriendo de mis labios.
Los nueve monstruos
Y, desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora, voraz,
es el dolor dos veces
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
y el bien de ser, dolernos doblemente.
Jamás, hombres humanos,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!
Jamás tanto cariño doloroso,
jamás tanta cerca arremetió lo lejos,
jamás el fuego nunca
jugó mejor su rol de frío muerto!
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud
más mortal
y la migraña extrajo tanta frente de la frente!
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor.
Crece la desdicha, hermanos hombres,
más pronto que la máquina, a diez máquinas, y crece
con la res de Rosseau, con nuestras barbas;
crece el mal por razones que ignoramos
y es una inundación con propios líquidos,
con propio barro y propia nube sólida!
Invierte el sufrimiento posiciones, da función
en que el humor acuoso es vertical
al pavimento,
el ojo es visto y esta oreja oída,
y esta oreja da nueve campanadas a la hora
del rayo, y nueve carcajadas
a la hora del trigo, y nueve sones hembras
a la hora del llanto, y nueve cánticos
a la hora del hambre y nueve truenos
y nueve látigos, menos un grito.
El dolor nos agarra, hermanos hombres,
por detrás, de perfil,
y nos aloca en los cinemas,
nos clava en los gramófonos,
nos desclava en los lechos, cae perpendicularmente
a nuestros boletos, a nuestras cartas;
y es muy grave sufrir, puede uno orar...
Pues de resultas
del dolor, hay algunos
que nacen, otros crecen, otros mueren,
y otros que nacen y no mueren, otros
que sin haber nacido, mueren, y otros
que no nacen ni mueren (son los más).
Y también de resultas
del sufrimiento, estoy triste
hasta la cabeza, y más triste hasta el tobillo,
de ver al pan, crucificado, al nabo,
ensangrentado,
llorando, a la cebolla,
al cereal, en general, harina,
a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,
al vino, un ecce-homo,
tan pálida a la nieve, al sol tan ardido!
¡Cómo, hermanos humanos,
no deciros que ya no puedo y
ya no puedo con tanto cajón,
tanto minuto, tanta
lagartija y tanta
inversión, tanto lejos y tanta sed de sed!
Señor Ministro de Salud: ¿qué hacer?
¡Ah! desgraciadamente, hombre humanos,
hay, hermanos, muchísimo que hacer.
Piedra negra sobre una piedra blanca
Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París —y no me corro—
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.
César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro
también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...
Tengo un miedo terrible de ser un animal
Tengo un miedo terrible de ser un animal
de blanca nieve, que sostuvo padre
y madre, con su sola circulación venosa,
y que, este día espléndido, solar y arzobispal,
día que representa así a la noche,
linealmente
elude este animal estar contento, respirar
y transformarse y tener plata.
Sería pena grande
que fuera yo tan hombre hasta ese punto.
Un disparate, una premisa ubérrima
a cuyo yugo ocasional sucumbe
el gonce espiritual de mi cintura.
Un disparate... En tanto,
es así, más acá de la cabeza de Dios,
en la tabla de Locke, de Bacon, en el lívido pescuezo
de la bestia, en el hocico del alma.
Y, en lógica aromática,
tengo ese miedo práctico, este día
espléndido, lunar, de ser aquél, éste talvez,
a cuyo olfato huele a muerto el suelo,
el disparate vivo y el disparate muerto.
¡Oh revolcarse, estar, toser, fajarse,
fajarse la doctrina, la sien, de un hombro al otro,
alejarse, llorar, darlo por ocho
o por siete o por seis, por cinco o darlo
por la vida que tiene tres potencias.
De Poemas humanos