Fuimos tan inocentes
que alimentamos a los pájaros
racionando las migajas.
Pero todo lo que se guarda
se pudre, como el pan
o las mañanas.
Y quemamos el sol,
de tanto repartirlo
en rincones innecesarios.
Ya no queda nada.
Ya no somos nada.
Antes, en cambio, fuimos
tan estúpidos.
martes, 16 de diciembre de 2008
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1 comentario:
que bueno que esta este... me movió che...
pasate por mi blog cuando quieras, un beso
http://diana-krauter.blogspot.com
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