si vieras qué bien que te sale,
andar así,
como venida
de la serenidad.
muchacha,
yo vengo
de la rabia
y de tanta noche
en que el
error se ha vuelto
un liquen absurdo
que hay que beberse
de golpe.
pero si nadie es especial,
y me quedo
con el discurso
en la mandíbula,
con eso turbio que dentro hiende,
con eso dicho sin decirse,
con esa tranquilidad impostora
de encontrar al otro lado,
a quien entiende de complicaciones.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario