─este mundo no existe ¿qué es en el fondo esa historia de encontrar el edén, el otro mundo? el otro lado que te borra instantáneamente del gran olvido negro. este mundo no existe no existe, hay que crearlo. todo es búsqueda… búsqueda, buscar.
─puede ser que haya otro mundo dentro de éste, pero no lo encontraremos recortando su silueta en el tumulto fabuloso de los días y las vidas, no lo encontraremos en la atrofia ni en la hipertrofia. inútil es la tarea de la búsqueda, inútil la tarea del hombre, peluquero de sí mismo, repitiendo hasta la náusea el cheque quincenal, tendiendo la misma mesa, rehaciendo la misma cosa, aplicando los mismos principios a las mismas coyunturas. puede ser que exista un otro lado, una búsqueda como motor de sentido, otro mundo dentro de éste ¿este mundo no existe? y sí así fuera, si habría que crearlo, llegar al otro lado, al edén, ya no se llamará así, será otra cosa. hasta no quitarle al tiempo su látigo de historia, hasta no acabar con la hinchazón de tantos hasta, seguiremos tomando la belleza por un fin, la paz por desiderátum, siempre de este lado de la puerta donde en realidad no siempre se está mal, donde mucha gente encuentra una vida satisfactoria, perfumes agradables, buenos sueldos, literatura de alta calidad, sonido estereofónico, y por qué entonces inquietarse si probablemente el mundo es finito, para qué un mundo dentro del otro, por qué la búsqueda si la historia se acerca al punto óptimo y la raza humana sale de la edad oscura para ingresar en la era de la dulzura. hay que ser imbécil, hay que ser poeta, hay que estar en el éxtasis místico, en la hipócrita necesidad de experiencias trascendentales empaquetadas en celofán, para perder más de cinco minutos con estas nostalgias perfectamente liquidables a corto plazo. este es un mundo satisfactorio para gentes razonables, por lo demás, hay que ser imbécil, bastante imbécil.
─puede ser que haya otro mundo dentro de éste, pero no lo encontraremos recortando su silueta en el tumulto fabuloso de los días y las vidas, no lo encontraremos en la atrofia ni en la hipertrofia. inútil es la tarea de la búsqueda, inútil la tarea del hombre, peluquero de sí mismo, repitiendo hasta la náusea el cheque quincenal, tendiendo la misma mesa, rehaciendo la misma cosa, aplicando los mismos principios a las mismas coyunturas. puede ser que exista un otro lado, una búsqueda como motor de sentido, otro mundo dentro de éste ¿este mundo no existe? y sí así fuera, si habría que crearlo, llegar al otro lado, al edén, ya no se llamará así, será otra cosa. hasta no quitarle al tiempo su látigo de historia, hasta no acabar con la hinchazón de tantos hasta, seguiremos tomando la belleza por un fin, la paz por desiderátum, siempre de este lado de la puerta donde en realidad no siempre se está mal, donde mucha gente encuentra una vida satisfactoria, perfumes agradables, buenos sueldos, literatura de alta calidad, sonido estereofónico, y por qué entonces inquietarse si probablemente el mundo es finito, para qué un mundo dentro del otro, por qué la búsqueda si la historia se acerca al punto óptimo y la raza humana sale de la edad oscura para ingresar en la era de la dulzura. hay que ser imbécil, hay que ser poeta, hay que estar en el éxtasis místico, en la hipócrita necesidad de experiencias trascendentales empaquetadas en celofán, para perder más de cinco minutos con estas nostalgias perfectamente liquidables a corto plazo. este es un mundo satisfactorio para gentes razonables, por lo demás, hay que ser imbécil, bastante imbécil.
[71, re-make]
2 comentarios:
¿Porqué me sentí como que regañado?… chale.
Ja ja, no no, en todo caso es Cortázar quien regaña a los falsos e hipócritas desencantados que algunos somos...
Saludos.
Publicar un comentario